El impacto que provocó en Goya la violencia de la guerra de la Independencia (1808-1814) le llevó a retomar dibujos, bocetos y estampas, que en épocas de encargos oficiales no tenía tiempo de abordar. Esta actividad artística de carácter privado tuvo un carácter catártico: le permitió expresar el dolor y la angustia ante la brutalidad, el dolor y la muerte.

En Y son fieras, una mujer que sujeta a un niño clava una lanza a un soldado obligándole a desplomarse. Un poco más atrás, otra mujer está en el suelo con un puñal en la mano. Varios personajes se enzarzan en una lucha feroz. A un lado, una tercera mujer está a punto de lanzar la gran piedra que sostiene sobre su cabeza. En el otro, un hombre de perfil apunta a una mujer que clava su espada a un soldado francés. Las líneas diagonales producen una fuerte sensación de inestabilidad y movimiento, contribuyendo a la impresión que trasmite la escena en su conjunto: una lucha de todos contra todos, un amasijo de violencia ferviente e irracional.