Enfermedades articulares del miembro inferior que influyen en la conducción

Los miembros inferiores son imprescindibles en la conducción

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Los miembros inferiores son imprescindibles en la conducción. Cualquier alteración, aunque parezca insignificante, repercute limitando o entorpeciendo el control adecuado de los pedales.

Enfermedades articulares degenerativas

  • La coxa vara epifisaria (deformidad del cuello del fémur, que se caracteriza por una disminución de su ángulo de inclinación) produce caminar con marcha de pato, dolor en muslo y rodilla y acortamiento acentuado de la extremidad, con limitación de la abducción y de la rotación interna. Requiere tratamiento quirúrgico.
  • La necrosis postraumática de la cabeza femoral tiene una evolución variable y prolongada, y el tratamiento varía desde reposo hasta cirugía.
  • La osteocondritis disecante de la cadera, rodilla y rótula produce bloqueos articulares, con limitación brusca de la extensión, que se resuelve de forma espontánea con el movimiento. La repetición provoca derrame articular. A nivel de la cadera, inicialmente hay ligero dolor, que posteriormente produce gran limitación de los movimientos con intenso dolor.
  • La condropatía de la patela es habitual en adolescentes, y produce dolor y derrame articular de repetición, limitando al joven la conducción de ciclomotores y con frecuencia empeorando al usar el pedal de arranque.
  • La enfermedad de Osgood-Schlatter se produce en jóvenes, y el dolor incapacita la conducción en bicicleta. Requiere reposo de la extremidad.
  • La artrosis deformante de la cadera y la rodilla es una afección que progresa con la edad, produce mucho dolor y limitación articular, y con frecuencia se presentan derrames articulares.
  • Las afecciones articulares neurógenas en los procesos donde se pierde la sensibilidad profunda, como son la siringomielia o las mielitis por lesiones de la médula espinal, se producen alteraciones tróficas progresivas y deformantes de las articulaciones. El trastorno afecta por lo general a toda una extremidad y es debido a los traumatismos prolongados sobre una articulación indolora. Se produce inestabilidad, articulación bailante, subluxaciones, posible desprendimiento de un cóndilo y del cartílago articular.
  • La hemartrosis, o acumulación de sangre por derrame interno, hemofílica surge como consecuencia de traumatismos insignificantes por hemorragias articulares procedentes de la sinovial en la hemofilia A y B. Se localizan de preferencia en la rodilla y conducen a una importante lesión cartilaginosa con deformación articular.

Consejos

  • Evitar conducir mientras el paciente se encuentre con dolor, pérdida de fuerza y limitación funcional que le impida el correcto funcionamiento de los pedales del vehículo.
  • El dolor impide movimientos que son necesarios cuando se conduce, produciendo desasosiego, fatiga, preocupación, inseguridad y pérdida de atención, pasando la conducción a ser una obligación que empeora el propio cuadro clínico.
  • La pérdida de la sensibilidad profunda en las afecciones articulares neurógenas impide conducir, y se debe informar adecuadamente al paciente.
  • La rigidez articular impide muchos movimientos necesarios para accionar los pedales, impidiendo una respuesta rápida ante un imprevisto en la carretera.
  • El dolor y las limitaciones de los movimientos harán que el médico pueda desaconsejar la conducción.
  • El especialista indicará en cada caso, dependiendo del tratamiento requerido y las secuelas existentes, la capacidad del paciente para poder conducir, e informará de ello en cada revisión.
  • El tratamiento quirúrgico de cada caso requiere un periodo posterior de recuperación funcional y de seguridad, en el que no se puede conducir hasta que el especialista informe favorablemente de ello.
  • Con vendajes e inmovilizaciones del miembro inferior no se puede conducir.
  • Las incapacidades permanentes pueden ser evaluadas con el informe del médico especialista, para intentar adaptar el vehículo al conductor y permitir la conducción con las restricciones que marca la ley para cada caso.

Enfermedades articulares inflamatorias

  • La artritis infecciosa de la cadera y la rodilla produce dolor, derrame e impotencia funcional. Puede complicarse dependiendo de la bacteria causante y del tiempo de evolución, con una acumulación de pus (empiema) articular grave.
  • La artritis gotosa produce dolor intenso con enrojecimiento local y tumefacción. Se afecta con más frecuencia el primer dedo del pie.

Consejos

  • En el episodio agudo es imposible conducir.
  • Mientras el paciente se encuentre con dolor, pérdida de fuerza y limitación funcional, que le impida el correcto funcionamiento de los pedales del vehículo, no puede conducir.
  • El médico puede desaconsejar la conducción en pacientes con dolor y limitaciones de los movimientos.
  • Con vendajes e inmovilizaciones del miembro inferior no se puede conducir.
  • El especialista indicará en cada caso, dependiendo del tratamiento requerido y las secuelas existentes, la capacidad del paciente para poder conducir, e informará de ello en cada revisión.

Enfermedades articulares tumorales

  • La condromatosis sinovial de la cadera produce crujidos articulares y notable limitación articular. El tratamiento es sintomático y, sólo quirúrgico, en casos muy avanzados.
  • El osteoma capsular y el sarcoma de la sinovial son malignos e invasivos, recidivan con facilidad y, en algunos casos, se requiere amputación de la extremidad.
  • Otros tumores articulares son los fibromas, lipomas, hemangiomas y linfangiomas, que cuando producen limitación articular, obligan a la extirpación quirúrgica.

Consejos

  • La limitación funcional del miembro inferior impide en muchos casos la conducción.
  • El especialista indicará en cada caso, dependiendo del tratamiento requerido, la capacidad del paciente para poder conducir, e informará de ello en cada revisión.
  • Siempre que sea necesario, el médico puede desaconsejar la conducción hasta la mejoría clínica, que permita al paciente conducir con seguridad.
  • La solución quirúrgica obliga a un periodo posterior de cuidado exquisito, más o menos prolongado, hasta la adecuada restitución de la capacidad funcional.
  • La amputación del miembro como tratamiento en ciertos casos de tumores malignos requiere, para poder conducir, la adaptación adecuada del vehículo según marca la ley, y un periodo al volante de aprendizaje de la nueva situación.