Otros fármacos diferentes a las benzodiazepinas, y su repercusión al volante

Descubre los efectos en la conducción de fármacos diferentes a las benzodiacepinas

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Fármacos antihistamínicos

Los antihistamínicos son más sedantes que ansiolíticos y pueden provocar sueño, aunque el paciente esté agitado interiormente. También pueden producir delirium por su efecto anticolinérgico.

Las alergias, que afectan a unos ocho millones de españoles, son las culpables para muchos especialistas de más de 100 muertes al año por accidente de tráfico en España.

Se estima que el 15% de la población sufre alergia a alguna sustancia exterior, y tan sólo un 25% de los afectados se trata por los médicos, mientras que el resto recurre a la automedicación.

Los pólenes de las gramíneas son la causa más importante de síntomas en Europa occidental. La alergia al polvo doméstico es frecuente en aquellas personas que tienen síntomas todo el año.

El accidente de tráfico es la consecuencia más trágica de un grupo de enfermedades aparentemente banales que pueden durar toda la vida.

Dos son las causas fundamentales de su riesgo al volante: los propios síntomas y los efectos de la medicación.

El picor o cosquilleo en la nariz produce más de cinco estornudos seguidos. Cada estornudo ocupa entre 2 y 3 segundos, en una sucesión de veinte estornudos, un coche a 120 km/h de velocidad recorre alrededor de 660 metros con pérdida del control del vehículo.

Otro de los síntomas más frecuentes de la alergia es la conjuntivitis alérgica con picor de ojos, que provoca frotamiento persistente de los mismos con mayor enrojecimiento y tumefacción.

Esta situación, sumada a la sensación de cuerpo extraño y lagrimeo, disminuye la agudeza visual del conductor, incrementando el riesgo de accidente.

Siete de cada diez pacientes alérgicos desconocen que el consumo inadecuado de antihistamínicos afecta a la conducción.

En la mayor parte de los casos se trata de medicamentos clásicos o de primera generación, cuyo intenso efecto sedante deteriora el rendimiento psicomotor, responsable de la coordinación de los sistemas sensoriales y motores del sistema nervioso.

Un alérgico bajo los efectos de estos fármacos tarda más tiempo del normal en tomar una decisión, tiene menos capacidad para razonar y memorizar, y adopta decisiones equivocadas.

A veces corren el mismo riesgo al volante los pacientes alérgicos que no se tratan, como los que se automedican.

Un elevado porcentaje de pacientes alérgicos tiene un nivel de conocimiento sobre las alergias bajo o muy bajo. Aumentar esta información es una tarea fundamental de los profesionales sanitarios, incluyendo los efectos sobre la capacidad de conducción.

El conductor verá disminuida su capacidad para razonar y memorizar, tendrá problemas con las distancias, dificultad para permanecer alerta, confusión, aturdimiento, por lo que ofrecer la información precisa en las consultas aumentará la seguridad de los conductores.

Hay especialistas que consideran que el riesgo de sufrir un accidente de tráfico por parte de un conductor alérgico, sometido a medicación con los antihistamínicos que más sueño inducen, es similar al de una persona con un nivel de alcoholemia en sangre de 0,5 a 0,6 g/l, es decir, un “positivo”. Los expertos asemejan su grado de peligrosidad al que tienen los ansiolíticos.

Hay una creencia “popular” de que estos fármacos, como ocurre con analgésicos o antibióticos, carecen de efectos secundarios y por eso algunos especialistas creen que detrás de ciertos accidentes aparentemente “absurdos” puede estar una reducción de la atención producida precisamente por el tratamiento erróneo de una alergia.

El problema se acrecienta si el paciente que se automedica, además, consume alcohol, pues aumentará los efectos sedativos. Si tenemos en cuenta que el 60% de la población adulta española consume alcohol habitualmente, aumenta más aún el riesgo.

Barbitúricos

Los barbitúricos son productos que producen sueño, sueño que puede llegar a ser eterno.

La sobredosis por barbitúricos es mucho más letal, el síndrome de abstinencia es más grave y frecuente, y su riesgo de abuso es mayor. A causa de su toxicidad han sido sustituidos por las benzodiazepinas.

Bloqueantes beta

Tienen un importante papel en el tratamiento de las manifestaciones periféricas de la ansiedad. Afectan muy poco los aspectos cognitivos del trastorno, por lo que son muy útiles en la ansiedad de ejecución.

Así, mientras que el temblor, la taquipnea y las palpitaciones mejoran, la sensación de temor en la mayoría de los casos no se altera.

Buspirona

No provoca sedación ni interacciona con el alcohol, no es relajante muscular ni afecta al umbral convulsivo. Su riesgo de abuso es muy bajo y presenta poca toxicidad, a dosis elevadas puede producir disforia.

El inicio de su acción no es evidente hasta las dos semanas de tratamiento, por lo que no es útil en la ansiedad aguda o intermitente.

Consejos

  • Frente a los efectos negativos de algunos antialérgicos, los expertos recomiendan como alternativas a la no conducción los antihistamínicos de nueva generación –basados en la desloratadina–, que no son sedativos.
  • También la vacunación contra la alergia, o en caso de necesidad, descansar más tiempo del normal antes de ponerse al volante, hacerlo con una mayor frecuencia durante el trayecto, o no conducir hasta pasadas unas horas de la administración del fármaco.
  • El paciente en tratamiento con antihistamínicos debe ser consciente de la importancia de no beber alcohol, puesto que potencia el efecto sedante.
  • La información al paciente de los efectos en la conducción de su enfermedad alérgica, así como del tratamiento prescrito, hará que estos conductores conozcan el peligro al que se exponen y quizás sean más responsables y prudentes al volante sabiendo cómo evitar los riesgos.
  • Se recomienda no conducir bajo los efectos de medicamentos barbitúricos.
  • El tratamiento de la ansiedad con bloqueantes beta a dosis bajas, en general, no interfiere con la conducción, así como la buspirona a dosis terapéuticas.