Patología nasal, medicamentos y recomendaciones al volante

La fosa nasal puede ser origen de alteraciones reflejas locales por estimulación de las terminaciones del nervio trigémino

La fosa nasal puede ser origen de alteraciones reflejas locales por estimulación de las terminaciones del nervio trigémino, con sensaciones de picor, rinorrea, lagrimeo y fenómenos vasomotores como el enrojecimiento de la cara, miosis y estornudos.

La irritación del ganglio esfenopalatino produce rinorrea, estornudos y tos.

La hipersecreción nasal o rinorrea puede deberse a abusos en la terapéutica local, irritación química, alteraciones vasomotoras y procesos seniles.

La insuficiencia de la secreción nasal se objetiva con frecuencia en la atrofia de la mucosa, el síndrome de Sjögren, las alteraciones endocrinas como la enfermedad de Basedow y las secuelas operatorias o radioterápicas.

Epistaxis

La hemorragia nasal es muy frecuente y puede producirse por enfermedades generales, como hipertensión arterial, cardiopatía mitral, alteraciones hepáticas, trastornos de la coagulación sanguínea, medicamentos anticoagulantes, enfermedades endocrinológicas e infecciosas, y por el embarazo.

También por enfermedades locales como traumatismos, ulceraciones tróficas o rinitis, angiomatosis como la de Rendu-Osler, fibroma nasofaríngeo y tumores malignos.

Consejos

  • Si la hemorragia se origina conduciendo, es muy importante mantener la calma y parar el vehículo cuanto antes asegurando el entorno, que incluye buscar el sitio adecuado lejos de las curvas, como el arcén mayor o la entrada en un camino.
  • Si se requiere salir del vehículo, hay que hacerlo vigilando la llegada de otros vehículos.
  • Si el cuadro no cede en pocos minutos con compresión, hielo local y ambiente frío, se recomienda pedir ayuda para ser trasladado a un servicio de urgencias.
  • No se puede conducir con hemorragia nasal, porque nos obliga a tener ocupada una mano, con dificultad de la visión, del control de los mandos del vehículo y la falta de atención en la conducción por estar preocupados del sangrado.
  • Además, no se puede conducir sangrando por la nariz porque puede ser síntoma de otra enfermedad más grave que puede interferir también la conducción.
  • Una vez controlada la epistaxis e identificada su causa, el médico debe aconsejar la conducción si no hay riesgo de recidiva del cuadro clínico.
  • Si el paciente ha recibido medicación, no puede salir de la urgencia conduciendo, aunque se encuentre bien.
  • Mientras el taponamiento está colocado, el paciente puede presentar dolor cráneo-facial. Se desaconseja la conducción hasta la retirada del mismo por el médico y comprobación de la ausencia de nuevo sangrado.
  • Las causas de epistaxis por enfermedad general requieren el control de ésta y la información al paciente de este posible riesgo, aconsejando la correcta actuación al volante.

Insuficiencia respiratoria nasal

La dificultad respiratoria de las vías altas se produce por secuelas de traumatismos, neoformaciones, inflamaciones nasales, nasofaríngeas y orofaríngeas, y ciertas hipertrofias amigdalares.

También existen causas funcionales que hacen que el paciente no respire bien por la nariz. 

El síntoma principal es la dificultad para respirar por la nariz y como consecuencia la necesidad de tener abierta la boca, con ronquidos nocturnos y sequedad de garganta, entre otras.

La mala ventilación sinusal produce con frecuencia sinusitis, laringotraqueitis y rinobronquitis descendente.

Puede afectarse el oído con hipoacusia, por obstrucción de la trompa de Eustaquio, y por sinusitis periorbitaria. En casos avanzados pueden aparecer vértigos.

Consejos

  • La conducción con esta dificultad respiratoria se hace muy incómoda, incrementando los riesgos al volante.
  • Se desaconseja conducir en los episodios agudos muy sintomáticos.
  • El paciente que no descansa bien tiene sueño y falta de atención, con incremento de la posibilidad de provocar un accidente, por lo que el paciente debe extremar su prudencia.
  • Las complicaciones inflamatorias incapacitan temporalmente la conducción hasta su resolución con antibióticos, antiinflamatorios o drenajes quirúrgicos.

Malformaciones del tabique nasal

En Europa el 80% de las personas presentan el tabique nasal engrosado o desviado, bien por causas congénitas o adquiridas.

Los síntomas que produce son dificultad respiratoria nasal, ronquido nocturno, alteraciones del olfato, alteraciones de la voz y alteraciones auditivas que pueden interferir la conducción de forma variable.

El tratamiento es quirúrgico mediante septoplastia o rinoplastias.

Consejos

  • Durante el periodo postoperatorio no se puede conducir.
  • El especialista aconsejará la conducción cuando el paciente se encuentre asintomático, y sin apósitos y férulas que interfieran la visibilidad y la movilidad.

Traumatismos nasales

Se pueden localizar en las partes blandas, dando lugar a contusiones y heridas de piel y mucosa, o en el esqueleto, produciendo luxaciones, fracturas y amputaciones.

  • Heridas de la pirámide nasal: cursan con gran hemorragia que a veces requiere sutura y tratamiento antibiótico.
  • Hematoma nasal: se localiza en el tabique, y produce dolor, tensión y obstrucción nasal.
  • Luxación de los huesos propios y del tabique: produce dolor, epistaxis, obstrucción nasal y deformación que requiere reducción inmediata.
  • Fracturas nasales de los huesos propios y del tabique: presentan la sintomatología anterior y requieren en todos los casos la reposición temprana, seguida de una contención mediante yeso o prótesis metálica de forma temporal. A veces se requiere intervención quirúrgica.

Consejos

  • Todos los traumatismos nasales se acompañan, dependiendo de la gravedad del mismo, de un proceso inflamatorio de duración variable, hematoma facial, dolor, dificultad respiratoria, cefalea, fatiga visual, cansancio y a veces cuadros infecciosos añadidos, por lo que no se puede conducir hasta que el cuadro clínico se encuentre resuelto y sin secuelas.
  • El paciente debe ser informado de los riesgos de la conducción en el periodo postraumático inmediato.

Medicamentos en ORL y recomendaciones al volante

  • Alcaloides del opio: la codeína, el dimemorfan fosfato y el dextrometorfan bromhidrato, pueden deteriorar la capacidad mental y/o física requerida para conducir vehículos, debido a su efecto sobre el sistema nervioso central. Se potencia su efecto con otros analgésicos narcóticos, antipsicóticos, ansiolíticos, bloqueantes neuromusculares y el alcohol.
  • Antihistamínicos: la familia de la dexclorfeniramina puede causar mareos, efecto sedante e hipotensión en mayores de 60 años. Se recomienda no desempeñar actividades que requieran máxima atención como conducir durante el tratamiento. Los antihistamínicos tipo loratadina a dosis diaria de 10 mg no producen sedación y pueden ser utilizados en la conducción. El paciente con sensibilidad especial al medicamento y que note efectos secundarios debe comunicárselo a su médico.
  • Descongestionantes nasales: los simpaticomiméticos solos (fenilefrina), antialérgicos (cromoglicato sódico) y corticoides (budesonida), así como los mucolíticos (ambroxol, carbocisteina, acetilcisteina, bromhexina), no interfieren en la conducción.