El tema del carnaval está presente en la obra José Gutiérrez Solana desde su primera exposición de 1908. Pero fue en los años treinta y cuarenta cuando las carnavaladas se convirtieron en protagonistas de su producción. Pintado en el exilio parisino, el lienzo de la Colección Fundación MAPFRE está estrechamente relacionado con dos dibujos de 1933, así como con un aguafuerte de las mismas fechas, que también conserva la institución.

Se inspira en los carnavales pobres y descoloridos de los suburbios de Madrid. Suelos de barro, cielos apelmazados, paisajes desangelados de las afueras remiten al final de la fiesta y a la desintegración de las apariencias. Son las únicas obras del artista en las que aparece la perspectiva fugada, para mostrar caminos yermos que no llevan a ninguna parte.

Existe un componente de inquietud y de desolación en este tipo de pinturas, definidas en su momento por el intelectual Eduardo Westerdahl como «una manifestación de la angustia vital del mundo moderno».