Incluso en sus primeros trabajos, aquellos más cercanos al fotoperiodismo, la mirada de Dayanita Singh prefiere indagar en la intimidad que se despliega en los espacios cerrados. I am as I am, la serie que realizó Benarés en 1999, es un trabajo documental sobre la vida diaria de las niñas que viven en un ashram, pero, también, sobre un lugar acotado y en suspenso.

En Benarés, donde todo se expone a la mirada y parece requerir de forma apremiante la atención de la cámara, la fotógrafa encuentra en el ashram un lugar al margen de la vorágine desde el cual es posible reencontrar la ciudad. El ashram Anandamayi es un centro religioso que alberga a unas cuarenta niñas. Se trata de un mundo clausurado y conformado según sus propias normas: las niñas no tienen contacto con el exterior y las jornadas están reguladas por ceremonias, tareas y clases. Su mundo abarca hasta donde, desde la azotea del edificio —espacio que es el eje de la serie—, alcanza su vista: a su alrededor la ciudad bulle y, del otro lado del Ganges, se extiende una inmensidad sin forma. Como en la imagen de la niña en su salto detenido, con la mirada vuelta hacia un exterior que no vemos, el ashram opera una especie de suspensión en sus vidas. Una vida de rutina y juegos, de levedad, hastío y gracia dentro de una ciudad que también parece suspendida en un salto hacia otra vida.