Seated Lady with Hat [Mujer sentada con sombrero]

Gustav Klimt

Seated Lady with Hat [Mujer sentada con sombrero] © COLECCIONES Fundación MAPFRE

Gustav Klimt
Seated Lady with Hat [Mujer sentada con sombrero], ca. 1910
© COLECCIONES Fundación MAPFRE

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Autor

Gustav Klimt

Nacimiento:
Viena, 19862

Fallecimiento:
Viena, 1918

Fecha de ingreso: 2010

Procedencia: Colección privada, Alemania, Wienerroither& Hohlbacher Modern Art, Viena

Técnica

Grafito y lápiz de color azul sobre papel japonés.

Medidas

Papel: 56 × 37 cm (22 1/16 × 14 9/16 in.)
Con marco: 94 x 67 x 4 cm

Inventario

FM000293

Descripción

“A cada época su arte, a cada arte su libertad” podía y aún hoy puede leerse bajo la cúpula dorada del edificio de la Sezessión, construido por Joseph María Olbrich y promovido por un grupo de más de 40 artistas plásticos que, liderados por Gustav Klimt, pretendieron, en 1897, separarse de la tradicional y conservadora Academia Imperial de Artes Plásticas de Viena.
El cambio de siglo introdujo en la capital del imperio austro-húngaro un clima intelectual y cultural donde la alta burguesía se convirtió poco a poco en mecenas de un arte que trataba de abandonar el academicismo y el historicismo decimonónico tradicional. Gustav Klimt, sin abandonar del todo las tradiciones se convirtió  en el abanderado de este nuevo arte, del que participará en gran medida el Art Noveau Internacional.

Klimt es una de las figuras esenciales en la disolución del “Fin de Siglo”. En su refinamiento, en su esteticismo, en una exquisitez  llevado al extremo propio de una época de decadencia, en esa contradicción de imágenes que corresponden a preocupaciones del presente pero representadas con el lujo y los símbolos del pasado: pan de oro, teselas, iconos que recuerdan al arte bizantino…

En 1909, Gustav Klimt alcanza el punto culminante de su carrera. El viaje que realiza a París en este año le permite interesarse por las obras de Toulouse-Lautrec o Matisse, pero también por las de Van Gogh, Gauguin y Munch. A su vuelta a Viena, la variedad de colores y el decorativismo van a ir sustituyendo poco a poco el característico dorado de sus obras, protagonista en obras como El beso (1907-1908, Viena, Österreichische Galerie Belvedere) o Retrato de Adele Bloch-Bauer (1907, New York, Neue Galerie).

Pintor de temas como la vida, el amor y la muerte, la figura de la mujer se convierte en uno de los principales motivos de interés para el artista. Motivo adelantado ya por los prerrafaelitas ingleses  – Ophelia, 1852,  de John Everett Millais  (Londres, Tate Gallery)-, pero que en estos años se alejará del carácter anecdótico que la pintura narrativa del s. XIX había ofrecido para mostrarnos un camino distinto hacia la modernidad.

Desde su representación de Judith 1 (1901, Viena, Osterreischische Galerie), casi ninguna de las mujeres pintadas por el artista parece librarse del eco de esta majestuosa figura. Klimt desvela el carácter erótico y también poderoso que hasta ahora en la representación de las mujeres permanecía escondido. También lo hacen Munch y Schiele, aunque de manera distinta. Las mujeres de Klimt ocultan algo que pretende ser desvelado. Nos interpelan y además lo hacen con desafío, convertidas  en un icono que nos recuerdan aquellas palabras de Kraus “En esa figura de mujer que los hombres creen tener, mientras que es ella quien los tiene…” .  Seated Lady with hat, (c. 1910, Colecciones FUNDACIÓN MAPFRE), corresponde en gran medida a esta imagen de la mujer. Sin olvidar el carácter más espontáneo y expresivo propio del dibujo –que en este caso  no parece ser preparatorio de ninguna pintura conocida-, la parte superior de la modelo, profusamente marcada con el crayon azul, nos observa desafiante y a la vez ensimismada desde una postura que a pesar de indicarse sentada, más bien nos la muestra suspendida en un lugar vacío. El centro de atención lo resuelve Klimt con la boca, subrayada en rojo. Se convierte en el foco sensual del dibujo, que junto a las cejas,  que enmarcan unos ojos semi-cerrados, añaden una considerable vitalidad y fuerza a una mujer, que a pesar de permanecer vestida, se presenta casi como una diosa laica, a medio camino entre una peligrosa Lilith y una dulce Eva.

La majestuosidad y la independencia de las modelos de Klimt, incluso en su abandono, tal y como vemos en este dibujo, son seguramente los rasgos que más los alejan de las mujeres representadas por otros artistas que sin embargo permanecen cercanos  a esta nueva visión de la mujer en el s.XX. Una mirada, no hay que olvidar, que tanto en Klimt como en Munch, Kokoschka o Schiele, continua siendo profundamente masculina.

[Leyre Bozal]

Sello ángulo inferior izquierdo: Gustav Klimt, Nachlass

BAILEY, Colin B., y COLLINS, John B.. Gustav Klimt. Modernism in the making>. Nueva York: Harry N. Abrams, National Gallery of Canada, 2001.
BREICHA, Otto. Klimt, Schiele, Kokoschka: Werke auf Papier. Bruselas: Palais des Beaux-Arts, 1981.
KOJA, Stephan. La destrucción creadora: Gustav Klimt, el friso de Beethoven y la lucha por la libertad del arte. Madrid: Fundación Juan March, 2006.
METZGER, Rainer. Gustav Klimt. Viena: C. Brandstätter, 2005.
– Gustav Klimt: drawings and watercolours. Londres: Thames & Hudson, 2005.
NATTER, Tobias G, y GRUNENBERG, Christoph. Gustav Klimt. Painting, design and modern life. Londres: Tate, 2008.
NEBEHAY, Christian M. Gustav Klimt: from drawing to painting. Nueva York: Harry N. Abrams, 1994.
SABARSKY, Serge, y Carl A. Haenlein. Gustav Klimt: Zeichnungen, 1880-1917. Hannover: Kestner-Gesellschaft, 1984.
STROBL, Alice. Gustav Klimt: Die Zeichnungen. Salzburgo: Galería Welz, 1980.

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