Alberto Sánchez (Toledo, 1895 - Moscú, 1962) empezó como aprendiz de escayolista junto al escultor y decorador José Estanys. Sin educación primaria, no pudo ingresar en la madrileña Escuela de Artes y Oficios y tuvo una formación autodidacta, junto a Rafael Barradas, que le orientó hacia un neocubismo de raíz cezanniana. En 1927, junto a Benjamín Palencia, formó el núcleo de la primera Escuela de Vallecas. En otoño de 1933 colaboró con Joaquín Torres García y llevó a cabo decorados y figurines para la compañía teatral La Barraca, de Federico García Lorca.

En 1937 participó en el Pabellón Español de la Exposición Internacional de París con un monolito de casi once metros que daba la bienvenida a los visitantes: El pueblo español tiene un camino que conduce a una estrella. En 1938, el Gobierno de la República le envió a Moscú como profesor de niños españoles refugiados. Pasó en la Unión Soviética la Segunda Guerra Mundial y la posguerra. Tras la muerte de Stalin, en 1956 volvió a la actividad de escultor con un conjunto de obras estilizadas y líricas. También colaboró en los decorados de la película Don Quijote, del director ruso Gregori Kózintsev, referente del cine de vanguardia.