Mujer sentada

Joan Rebull

Mujer sentada © COLECCIONES Fundación MAPFRE

Joan Rebull
Mujer sentada, ca. 1930
© Joan Rebull, Madrid, 2020
© COLECCIONES Fundación MAPFRE

Autor

Joan Rebull

Nacimiento:
Reus, Tarragona, 1899

Fallecimiento:
Barcelona, 1981

Fecha de ingreso: 2001

Procedencia: Galería Alfama, Madrid

Técnica

Tinta sobre papel

Medidas

Papel: 21,5 × 16 cm
Marco: 48 x 42 x 4 cm

Inventario

FM000318

Descripción

La trayectoria del escultor Joan Rebull fue prolífica en obras: una gran cantidad de esculturas, relieves y dibujos completamente fieles a una dicción personal que deseaba ser plástica. Según sus propias palabras: «Busco en el modelo no la verdad natural, sino la verdad plástica». Esta «verdad plástica», propiciada por las síntesis formales afirmadoras de la forma pura y propuesta por los primeros discípulos de Rodin, fue seguida desde Cataluña por los escultores Josep Clará y Enric Casanovas, quienes, desde París, enviaron el mensaje formal que fue el recipiente idóneo de un «arte nuevo», tan nuevo como el siglo, reclamado para Cataluña por el pensador Eugenio d’Ors. La forma idónea fue la figura femenina, desnuda como la verdad nueva que se ansiaba mostrar. El modelo hizo fortuna y, a los pioneros, siguieron unas generaciones de jóvenes escultores que matizaron, enriquecieron y consolidaron dicho modelo. Rebull fue quizás el más original. Así, sorprendió cuando mostró sus primeras obras consolidadas: cabezas y torsos de niños, sus hijos, con los ojos pintados. De hecho, los ojos, la mirada, recibieron en la obra del escultor un tratamiento doblemente significativo: expresión viva del personaje retratado y provocación de un diálogo, el establecido entre el espectador, atraído por la directa mirada de la obra, y el personaje esculpido o dibujado.

Los dibujos de Rebull no fueron concebidos como un ensayo previo a la solución del volumen. Respecto de la disciplina y rigor que la resolución de éste impone, la posibilidad de liberar la mano sobre una superficie atraía enormemente al artista, para quien la obra en papel tuvo su natural autonomía, hasta el punto de que llegó a exponer sus dibujos, en ocasiones, con independencia de su obra escultórica.

El tema de este dibujo no se aparta de la temática genérica del tiempo de Rebull, culturalmente marcado por los presupuestos estéticos del noucentisme impulsado por Eugenio d’Ors. Estas ideas tuvieron en la figura femenina su formulación genérica, que se matizó como figura de mujer joven y sana, hacendosa, discreta y vinculada a las labores del hogar, del cual era considerada, en el nuevo momento cultural, símbolo y eje vertebrador. La mujer joven, no necesariamente bella, discretamente vestida y con el pelo recogido, trabaja; su vestido denuncia la adscripción a la tradición agrícola, al igual que su posición, sentada en la silla campesina que le permite coser, tejer, remendar o limpiar verduras; calza alpargatas. En el momento en que Rebull la capta, la mujer parece detener su labor en una pausa reflexiva. A su lado, un cántaro, objeto de naturaleza artesanal, recipiente antiguo para contener agua, el elemento vital, la sustancia fundamental de la concepción y mantenimiento de la naturaleza; relación mujer – fuente de vida, agua-recipiente. Las imágenes de los artistas recuerdan a la mujer su tradicional función social como esposa y madre. Su figura es un arquetipo, vehículo de las ideas puestas en marcha por la dirección cultural del noucentisme.

Al margen del tema genérico, podemos preguntarnos qué hay de Rebull en este dibujo: un trazo limpio, cortante, seguro; pero, también, un especial énfasis en la mirada de la mujer: sus ojos, perfectamente delimitados, fijan la mirada y dotan de expresión al rostro. Frente a la aparente simplicidad de la figura, reducida a un trazo lineal, firme y sin descripción de un entorno, los ojos han reclamado del artista una atención completa. La primera obra mostrada por Rebull sorprendió justamente por el tratamiento dado a la mirada de sus personajes —en los rostros esculpidos de sus hijos, los ojos aparecían, como decíamos, pintados—. A lo largo de su extensa obra, la importancia de la mirada se mantuvo inalterable.

[Teresa Camps]

Firmado en el ángulo superior izquierdo

ABELLÓ JUANPERE, Juan. Rebull, años 20 y 30. Madrid: MNCARS, 2003.
AZCOAGA, Enrique, Josefina Alix, y Jaime Brihuega. Escultura española 1900-1936. Madrid: Ministerio de Cultura. Dirección General de Bellas Artes y Archivos, 1983.
BENET, Rafael. Joan Rebull. Barcelona: Edicions de La Mà Trencada, 1931.
CORREDOR-MATHEOS, José. L’escultura de Joan Rebull. Barcelona: Àmbit Serveis Editorials, 1991.
DOÑATE, Merce, y VIDAL, Cecilia, Rebull. Barcelona: Ayuntamiento de Barcelona, 1982.
Joan Rebull. Mollet del Vallès: Fundación Municipal Joan Abelló, 2000.
Joan Rebull, 55 dibuixos i 5 escultures. Barcelona: Sala Parés, 1985.
Joan Rebull, escultor, 1899-1981. Barcelona: Fundación La Caixa, 1999.
ROSES, Assumpta. Joan Rebull. Escultor 1899-1981. Barcelona: La Caixa,
SELVA VIVES, Josep. L’escultor Joan Rebull. Reus: Asociación de Estudios Reusenses, Edicions Rosa de Reus, 1960.

También te puede interesar

Julio Gonzalez, Pablo Picasso y la desmaterialización de la escultura
Scandale, 1947
La orilla del tiempo. La Antigua Roma, de la serie “Deambulando”, 2006
Los santos inocentes, 2019