Joaquim Sunyer (Sitges, Barcelona, 1874-1956) inició sus estudios en la Escuela de Bellas Artes de la Llotja, donde coincidió con Joaquim Mir, Ricard Canals, Isidre Nonell y Joaquín Torres García. Sus primeras pinturas, realizadas en el contexto de la bohemia parisina, reflejan la influencia de Steinlen y Daumier. En 1907, la visita a una retrospectiva de Cézanne y el descubrimiento de Matisse cambiaron su trayectoria. Su obra mereció el comentario de Apollinaire y de André Salmon. En París y Céret entró en contacto con el cubismo. En 1911 expuso en el Faianç Català de Barcelona su Pastoral (1910-1911), obra emblemática del noucentisme, del que se convirtió en una figura preeminente con su singular síntesis de tradición y modernidad. Poetas y críticos de vanguardia, como Joan Salvat-Papasseit o Josep Maria Junoy, ensalzaron su carácter precursor. Gustave Coquiot le incluyó en su importante libro Cubistes, futuristes, passéistes (1914).

El estallido de la Gran Guerra le sorprendió en Barcelona. Colaboró activamente con la propaganda francófila. En los años veinte concurrió a diversas exposiciones colectivas en Barcelona y París. Bajo el auspicio de Eugenio d’Ors, en 1925 celebró su primera exposición individual en Madrid. En 1950, el Museo de Arte Moderno de Madrid le dedicó una exposición antológica.