Un refugio para niños dañados por la violencia
102 niños rehacen su vida gracias a la Fundación Kalipay, en Filipinas
Proyecto Finalizado
Se ha dado la voz de alarma debido a la elevada tasa de violencia sexual sobre menores en Filipinas. Un 60% de los casos sucede en el ámbito del hogar. De los 1,6 millones de niños que viven en las calles, 600.000 son obligados a prostituirse y alrededor de 28 son arrestados diariamente por algún delito.
En la isla de Negros, una de las zonas con mayor índice de pobreza infantil dentro de Filipinas, la Fundación Kalipay Negrense trabaja para rescatar a los niños de la miseria, de la violencia y del abuso sexual. Su programa de rescate no consiste solamente en acoger menores y cubrir sus necesidades materiales hasta que alcancen la edad adulta; se trata de ofrecerles también un hogar donde sanar las cicatrices emocionales del maltrato y la pobreza.
El trabajo de Kalipay se asienta sobre cuatro grandes principios: «Ningún niño debería estar en la calle, ningún niño debe pasar hambre, a ningún niño se le debe negar educación y ningún niño debe ser sometido a la violencia».
Siguiendo estas máximas, la organización ha elaborado un programa de atención residencial para los menores que hayan sufrido o estén en riesgo de vivir alguna de estas situaciones: niños abandonados, desnutridos, huérfanos, obligados a trabajar, víctimas de abusos sexuales y físicos o del tráfico de personas.
Las actividades están organizadas para que los menores experimenten lo que es la vida en familia, y tengan cubiertas sus necesidades físicas, mentales, emocionales y sociales. Kalipay ofrece un hogar, en el que además de buscar su crecimiento emocional se les provee de alimentos, ropa, cuidados médicos y formación en valores. La parte educativa, a través de metodologías formales y no formales, les ayuda a desarrollar habilidades y a su crecimiento intelectual. Además se les ofrecen terapias adecuadas a sus necesidades psicológicas.
Kalipay ofrece a niños a los que su corta vida ha tratado muy mal, un techo y comida, pero también algo muy importante que es amor y cariño. En Kalipay ellos se sienten por primera vez protegidos.
Kalipay, en idioma local ilongo, significa felicidad.