CATÁLOGO DE COLECCIONES
La historia bíblica de Judit inspiró una de las obras más importantes de Gustav Klimt, Judit I, un óleo de 1901 conservado en la Österreichische Galerie Belvedere de Viena. Judit está apoyada en una cornisa de cobre repujado, rodeada de detalles realizados con pan de oro. Tiene en las manos la cabeza del general asirio Holofernes. Pero la cabeza de su víctima es totalmente secundaria; toda la fuerza se concentra en el rostro y en la mano, mientras que el pecho descubierto confiere a la figura una turbadora sensualidad.
El dibujo Mujer sentada con sombrero, realizado casi diez años más tarde, comparte algunos elementos con aquella icónica obra. Ya no se trata de una heroína, salvadora del pueblo de Israel. Es una mujer corriente, en un espacio indefinido, con un vestido recargado, fruto de una fantasía profundamente masculina.
El gesto de la cabeza orgullosa, ligeramente inclinada hacia atrás, y la expresión de secreta satisfacción conectan a las dos mujeres, seguras de sí mismas y ajenas a cualquier convencionalismo social. En ambos casos, los labios rojos son uno de los focos sensuales, junto a las cejas, muy arqueadas, que subrayan la mirada extraviada en sueños de placer.
Otras obras del autor