¿A qué edad puede viajar un menor mirando hacia delante?

Te contamos por qué es mejor para su seguridad viajar en sentido inverso a la marcha

La respuesta es clara: el mayor tiempo posible

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Seguridad Vial

Hoy nos vamos a remontar al 12 de abril de 1961. Un cosmonauta ruso, de nombre Yuri Gagarin, a bordo del VOSTOK 1 se convierte en el primer humano en salir de la órbita terrestre, y volver a entrar. 

La previsión inicial era que en la reentrada tuviera que soportar deceleraciones de 9 g’s (nueve veces la aceleración que provoca la gravedad terrestre), pero un fallo en el sistema de frenado en la reentrada hizo que la deceleración llegará a los 12g´s.

El asiento de la Vostok1 estaba situado en sentido inverso a la marcha para poder soportar la deceleración provocada en la reentrada. Un mes después sería Alan Shepard de la NASA quien a bordo de la MERCURY REDSTONE 3 realizaría la misma hazaña. El asiento de la nave de Shepard también estaba situado en sentido inverso a la marcha.  

Sería 3 años después cuando un ingeniero llamado Bertil Aldman, viendo la posición en que los astronautas del proyecto GEMINI hacían la reentrada, consideró que la mejor manera de soportar deceleraciones bruscas era en sentido en sentido inverso a la marcha, y creó el primer modelo de silla de niños en sentido inverso a la marcha para KLIPPAN.

Todo esto nos sirve para contestar a la pregunta que nos planteamos. Si la NASA consideró que la mejor manera de que los adultos aguantasen una deceleración brusca era mirando hacia atrás, la respuesta a la pregunta es NUNCA. Nunca es el momento adecuado para poner al menor mirando hacia delante.

Ahora bien, tenemos una serie de limitaciones derivadas de la polivalencia de los coches que una nave espacial no tiene y, por lo tanto, nos encontramos con que los asientos del coche deben ser utilizados al mismo tiempo por adultos y por niños, y eso hace que no podamos crear plazas específicas fijas mirando hacia atrás.

Por lo tanto, desde el punto de vista de la física y de la biomecánica pediátrica, debemos mantener al menor mirando hacia atrás el mayor tiempo posible, hasta que las limitaciones, o bien de espacio de la silla de niños, o de espacio del coche, o de espacio necesario para transportar al niño, nos lo impidan.

¿Y a qué edad acostumbra a suceder esto?

Lo normal es que en vehículos pequeños, donde necesitamos el uso de todas las plazas, el volumen del sistema de retención infantil limite su uso y, en esos casos, a los 4 años aproximadamente deberemos colocar al niño mirando hacia delante. En otros vehículos con más espacio interior podríamos llevarlos mirando hacia atrás hasta los 7 años.

Por otra parte, la madurez fisiológica de los menores también es importante y es la responsable de la mínima recomendación que en general se hace de llevar a los niños hasta los 4 años mirando hacia atrás.

A partir de los tres años empieza una evolución, tanto a nivel del esqueleto y la columna, osificándose las vértebras, como a nivel de musculatura, por lo que el cuello es más capaz de aguantar las cargas derivadas de la aceleración de la cabeza. Como decimos, en caso de las sillas mirando hacia atrás, la cabeza no se acelera respecto al cuello, por lo que evitaremos cualquier lesión de este tipo si mantenemos al ocupante en sentido inverso a la macha.

Resumiendo, como nos enseñaron hace 60 años los ingenieros espaciales, el viaje mirando hacia atrás es más seguro, y debemos llevar al menor el mayor tiempo posible y, como mínimo, hasta los 4 años en sentido inverso a la marcha.