Vigila los síntomas de la ansiedad

Ante un ataque de ansiedad: respiración y relajación

Ante un ataque de ansiedad: respiración y relajación

Todos hemos sentido ansiedad en algún momento de nuestra vida, por una mudanza, un examen, por problemas profesionales o familiares… Cuando la ansiedad se sufre de forma leve es una sensación pasajera con la que respondemos a una situación que nos preocupa, pero cuando produce malestar físico o nuestra reacción emocional es demasiado intensa, el cuerpo nos está avisando de que algo no va bien.

Atención a los síntomas

No todas las personas reaccionan de la misma manera pero puedes considerar que tienes una crisis de ansiedad si presentas más de 4 de estos síntomas:

  • Fisiológicos:
    • Palpitaciones, pulso rápido, acceso de calor, subida de tensión.
    • Sensación de sofoco, ahogo, opresión torácica, respiración agitada y superficial.
    • Tensión muscular, temblor.
    • Sequedad de boca, sudoración excesiva, mareos, mareos y a veces desmayos.
    • Náuseas, vómitos, diarrea, aerofagia.
    • Micciones frecuentes.
  • Conductuales:
    • Paralización motora.
    • Hiperactividad.
    • Movimientos torpes o desorganizados.
    • Problemas en la expresión verbal.
  • Cognitivos y emocionales:
    • Preocupación.
    • Inseguridad.
    • Miedo.
    • Pensamientos negativos.
    • Dificultad para concentrarse.
    • Sensación de pérdida de control e irrealidad.

Respiración y relajación

Si nunca has sufrido una crisis de ansiedad es posible que creas que estás sufriendo un infarto. Muchas personas llegan incluso a ir a Urgencias. Pero cuando ya lo has sufrido alguna vez es más sencillo que identifiques los síntomas.

Ante un cuadro de ansiedad es importante que no te dejes llevar por el miedo, mantén la calma y sobre todo controla la respiración inhalando por la nariz y expirando por la boca, de forma rítmica y pausada.

Puedes utilizar técnicas de relajación para disminuir la actividad fisiológica (sudoración, palpitación, mareos, falta de aire, dolor en el pecho). También son beneficiosas para atenuar los problemas cognitivos y conductuales.

Recuerda que si no consigues controlar tus ataques de ansiedad, debes consultar con un profesional. Te ayudará a aliviar el peso de tus preocupaciones.

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