Son las tareas más elementales de la persona, que le permiten desenvolverse con un mínimo de autonomía e independencia, tales como: el cuidado personal, las actividades domésticas básicas, la movilidad esencial, reconocer personas y objetos, orientarse, entender y ejecutar órdenes o tareas sencillas.
La valoración del grado de dependencia de una persona depende de su capacidad para llevar a cabo por sí misma las actividades básicas de la vida diaria.