En su virtud, las partes de un contrato, generalmente a largo plazo, acuerdan que la obligación dineraria aumentará o disminuirá durante su duración o al cumplimiento del mismo. Tiene como fin fundamental proteger al acreedor contra la depreciación monetaria. La más conocida es la denominada cláusula valor oro en la que el precio a pagar se pone en relación con el valor del oro en el momento del pago, pudiendo aquel aumentar o disminuir en función del valor de este último. Si el bien de referencia no es el oro sino otra mercancía, la cláusula recibe el nombre de «cláusula valor mercancía».