En el ámbito asegurador, son aquellas características medibles del riesgo asegurado que tienen una relación de causa con su siniestralidad y que se tienen en cuenta para el cálculo de las primas. Por ejemplo, en el seguro de vida, los factores de riesgo principales son la edad, las aficiones, el tipo de trabajo habitual y el estado de salud del asegurado, mientras que en el seguro del automóvil son, entre otros, la marca y modelo del vehículo asegurado, la edad del conductor, la antigüedad del carné de conducir y la zona de circulación.