Solvencia II distingue tres niveles de calidad en los fondos propios, que califica con la palabra inglesa “tier” (nivel, grada o piso). Hay, pues, fondos propios de Tier 1, 2 y 3, siendo los primeros los de mayor calidad. La normativa de Solvencia II describe con precisión las características que debe reunir un instrumento de capital para ser clasificado dentro de uno u otro nivel y establece unos límites específicos para cada uno de ellos.