Aquel que, sin carácter de continuidad, se desea alcanzar en determinado plazo, generalmente corto, como medio para conseguir un objetivo de resultados. Si, por ejemplo, considerásemos como objetivo de resultado de una empresa el mantener la siniestralidad de su cartera dentro de unos márgenes equilibrados, un objetivo de actuación sería el de realizar un estudio de los siniestros producidos para determinar, a la vista de sus causas, de su frecuencia y de su intensidad, los tipos de riesgo más peligrosos, decidiendo, en consecuencia, sobre su aceptación.