Aquel que constituye meta o finalidad contínua de cierta actividad. En una entidad aseguradora, objetivos de esta índole pueden ser: mantener una siniestralidad de la cartera global inferior a un porcentaje determinado; continuar con un volumen de vehículos asegurados equivalente al “x” por ciento del parque nacional de automóviles; mantener un ritmo de crecimiento análogo o superior al de la tasa de inflación, etc.