Los riesgos secundarios pueden ser eventos independientes de tamaño pequeño a mediano, o efectos secundarios de un riesgo principal.
Las aseguradoras denominan como riesgos secundarios a aquellos que reciben poca supervisión por parte del sector, como inundaciones repentinas, tormentas eléctricas, lluvias, entre otros, mientras que los riesgos primarios son aquéllos con potencial de daños graves y que son altamente supervisados.
Son riesgos a tener en cuenta porque cada vez se presentan con mayor frecuencia, aunque sean de menor severidad.