Un hogar en el que las personas con discapacidad intelectual puedan envejecer

El envejecimiento o fallecimiento de sus cuidadores imposibilita su atención en el medio familiar

El envejecimiento o fallecimiento de sus cuidadores imposibilita su atención en el medio familiar

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Ofrecer un hogar medioambientalmente sostenible para personas mayores con discapacidad intelectual, que se han quedado sin familia o cuyas madres / padres son muy mayores. Ese es el objetivo de Cirvite, una organización con más de tres décadas de trayectoria, que ofrece a las personas mayores con discapacidad una atención integral que incluye el desarrollo del bienestar físico, psicológico y emocional.

Las personas con discapacidad intelectual también envejecen, y el hecho de hacerse mayores viene acompañado del envejecimiento de sus familias: gran parte de los padres han fallecido o presentan dificultades para hacerse cargo de sus hijos debido a enfermedades, falta de apoyos para asumir los cuidados o edades avanzadas que superan los 80 años. Además, la crisis sanitaria por COVID-19 ha acelerado la pérdida de madres, padres, cuidadoras y cuidadores, acrecentándose las situaciones de desamparo y riesgo de exclusión social.

Estas circunstancias hacen muy difícil atender a las personas con discapacidad intelectual en su medio familiar y por eso el proyecto Reshogar quiere ofrecer a estas personas un lugar en el que puedan envejecer de forma digna con los recursos especializados que necesitan para su cuidado.

La creación de este nuevo hogar para personas mayores con discapacidad intelectual quiere facilitar el cumplimiento de derechos fundamentales, el acceso a una atención personalizada, la prestación de los apoyos específicos adecuados, el desarrollo de la autonomía, la lucha contra la soledad no deseada y la permanencia de las personas en su entorno habitual en un hogar sostenible y respetuoso con el medioambiente.

De esta manera se evita que sean trasladados a residencias de personas mayores ordinarias, lejos de su casa, y sufran un desarraigo que les hace perder todos sus puntos de referencia, sus rutinas y sus vínculos sociales. El alejamiento del entorno habitual genera alteraciones en habilidades funcionales, deterioro cognitivo, pérdidas de memoria, desorientación o cambios en comportamientos, entre otras.