Max Ernst. Une semaine de bonté

11.FEB.2009           31.MAY.2009

Uno de los secretos mejor guardados del arte del siglo XX

L’eau 4
Une semaine de bonté, 1933
© Max Ernst, VEGAP, Madrid, 2010

Exposición

 

11.FEB.2009         31.MAY.2009

Esta exposición mostró una serie de collages originales realizados por Max Ernst que plasman el complejo y delirante imaginario del surrealismo, un movimiento que este artista lideró y al que nutrió con su presencia, desbordando creatividad y talento.

La exposición

Esta muestra, que tuvo lugar gracias a la generosidad de su propietario, el coleccionista Daniel Filipacchi, permitió la presentación de nuevo en Madrid de esta serie que sólo había sido mostrada en su totalidad en la exposición que tuvo lugar en 1936 en el Museo Nacional de Arte Moderno.

Max Ernst realizó estos collages en 1933 con la intención de publicarlos en forma de novelaUne semaine de bonté–, justo en un momento en que, con la subida de Hitler al poder, Europa afrontaba el desafío del totalitarismo.

Algunos de sus sueños, pero, sobre todo, sus peores pesadillas se plasmaron en estas obras, de las que no estuvo ausente el sentimiento oscuro y premonitorio que invadía el continente. Como Shakespeare, trabajó en el ámbito de los instintos y las emociones primarias. Un ímpetu violento e intenso recorre su obra, con la intención de sembrar el desasosiego en el observador.

Une semaine de bonté supone la culminación de la novela-collage. La serie, desde el momento de su publicación, se erigió en un referente ineludible para cualquier artista que se acerque al género. En los collages de Max Ernst, inocuas ilustraciones de folletín dan lugar a composiciones vibrantes, plenas de tensión; en las manos del artista, el gusto decorativo de las ilustraciones decimonónicas genera un discurso propio y totalmente ajeno a su contexto original.

Cada detalle de cualquiera de los collages contiene tal cantidad de información que, cada vez que nos acercamos a uno de ellos, descubrimos un nuevo aspecto que nos permite redefinir las obsesiones y el discurso del artista.

Las obras de la serie nos permiten niveles muy diferentes de lectura. Como espectadores, podemos compartir la labor de seleccionar, cortar y pegar imágenes, ajustando fragmentos de la realidad impresa, y adentrarnos de la mano del artista en su universo onírico.

También te puede interesar

Le Marchand de bestiaux [El vendedor de ganado], c. 1922-1923
Petit CHR, Pigalle, París, 1955
Tennessee, 1950
Grupo de hombres alrededor de un pequeño estanque, décadas de 1910-1920