La salud mental ante catástrofes y emergencias

Millones de personas en el mundo estamos expuestas a sufrir cómo, de repente, la vida se tambalea. La causa puede ser una inundación, una guerra o una pandemia. Sin previo aviso, algo irrumpe y lo cambia todo, destruyendo esa sensación de seguridad que nos sostiene.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) afirma que una de cada cinco personas que ha vivido una guerra o un conflicto en la última década sufre depresión, ansiedad, trastorno de estrés postraumático, trastorno bipolar o esquizofrenia. Un dato que confirma que la mente también necesita refugio cuando todo se derrumba.

La relación entre la salud mental y las catástrofes es el motivo por el que el lema del Día Mundial de la Salud Mental 2025, que se celebra el 10 de octubre, es “Acceso a los servicios de salud mental durante catástrofes y emergencias”. El tema, decidido cada año por la Federación Mundial para la Salud Mental, no es solo una consigna, sino que obedece a una necesidad urgente: la ayuda emocional debe formar parte de la respuesta ante los desastres.

En nuestro país, la Confederación Salud Mental España ha querido añadir una nota de cercanía a su convocatoria y propone para este día un lema propio que ha sido elegido por votación popular: “Compartimos vulnerabilidad, defendamos nuestra salud mental”. Un mensaje que es especialmente pertinente ante las catástrofes que hemos vivido en los últimos tiempos: la DANA, la erupción del volcán de La Palma, la pandemia del coronavirus o el terremoto de Lorca.

Conscientes de la importancia de mantener el foco en la salud mental, desde Fundación MAPFRE impulsamos un Programa de Hábitos Saludables en el que el bienestar emocional tiene su propio espacio. Porque una buena salud mental nos hará más fuertes ante las adversidades. Porque sabemos que quienes han vivido las consecuencias de una catástrofe necesitan apoyo. Y porque ahora, más que nunca, tenemos que cuidarnos para poder atender a los que más lo necesitan.