¿Cómo saber si necesito ayuda psicológica?

Te contamos algunos indicios a los que debes prestar la debida atención

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Afortunadamente hoy en día el estigma asociado a ir al psicólogo es mucho menor que hace unos años, y casi nadie piensa ya que el que acude a un psicólogo es “porque está loco”. Sin embargo, todavía existe cierta connotación negativa que genera preguntas como estas: ¿Debería pedir ayuda? ¿Es para mí? ¿De verdad lo necesito? La escasa información nos puede hacer llegar a concluir erróneamente que la ayuda psicológica solo va destinada a personas con problemas graves. Sin embargo, esto no es así, ya que un psicólogo puede ser de ayuda en cualquier momento, independientemente de la gravedad de los problemas. Todas las personas pasamos por diversas experiencias o épocas complicadas que hacen que mantener un buen estado psicológico a veces sea más difícil de lo normal.

Para saber si debemos solicitar ayuda psicológica, lo primero que debemos saber es qué es y qué hace la psicología. La psicología como ciencia y práctica profesional se centra en estudiar los procesos mentales y emocionales, en definitiva, en el comportamiento humano. Y eso con el objetivo de descubrir cómo funcionamos las personas para así desarrollar herramientas y técnicas que puedan servir para mejorar el bienestar percibido, desenvolvernos mejor en el día a día y finalmente obtener una mejor calidad de vida.

La primera razón para buscar ayuda es el hecho de que una persona quiera mejorar su nivel bienestar, que considera insatisfactorio, y, a pesar de haber realizado diversos intentos por sí sola, no ha sido capaz de obtener resultados. El umbral es muy personal: algunas personas sentirán que quieren tener ayuda si sienten mucho malestar, otras, por el contrario, cuando sientan insatisfacción mantenida en el tiempo sin que existan razones objetivas para ello y, por último, otras personas pueden acudir al psicólogo para desarrollar capacidades que les lleven a conseguir metas aún mayores o una mayor satisfacción con su vida. En todo caso, podemos tener en cuenta una serie de indicios que, si les prestamos la debida atención, nos mostrarán que necesitamos algún tipo de ayuda para sentirnos mejor.

  • Cambios en el estado de ánimo o en la personalidad. Tener cambios en el estado de ánimo es algo normal que afecta a todas las personas. Sin embargo, cuando notamos que estos cambios son muy fuertes, intensos y/o frecuentes son un indicativo de que existe cierto malestar psicológico. A veces, son las personas cercanas las que se dan cuenta de estos cambios incluso antes de la persona interesada, por tanto conviene tomar muy en consideración si son varias personas las que coinciden en que algo está pasando.
  • Problemas de autocontrol. El querer modificar nuestro comportamiento de algún modo (incorporar un hábito importante o abandonar un mal hábito) y no conseguirlo puede suponer una limitación importante en la vida de algunas personas. Si estas dificultades van a más y no se pone remedio a tiempo, pueden derivar en un problema de mayor gravedad.
  • Síntomas físicos. Algunos problemas psicológicos provocan ciertos síntomas físicos que podemos ver o notar en nuestro cuerpo. Cuando no existe explicación médica (orgánica) a nuestros síntomas físicos es posible que tengamos algún tipo de alteración psicológica, casi siempre reversible, que los esté provocando.
  • Pensamientos negativos. El contenido de lo que pensamos es un aspecto a tener muy en cuenta. Tener mayoritariamente pensamientos de contenido negativo, incluso aunque las situaciones sean adversas, suele ser indicativo de necesidad de apoyo.
  • Problemas para dormir. El sueño continuo y reparador, o la capacidad para conciliar fácilmente el sueño, es uno de los indicativos de buena salud mental y, por tanto, el tener una alteración del sueño (no explicada por otros motivos médicos) suele ser indicativo de un malestar psicológico que requiere una acción.
  • Sentirse “sobrepasado”. Es una sensación subjetiva difícil de explicar por quien la padece que se produce cuando las emociones son tan intensas que dificultan el poder pensar y procesarlas de un modo sano y adaptativo, y esto provoca altas sensaciones de malestar e incluso de descontrol.
  • Situaciones vitales extremas. Desgraciadamente, la vida en ocasiones nos fuerza a ser protagonistas de situaciones que percibimos como límites o extremas y en las que no somos capaces de desenvolvernos adecuadamente por no contar con las herramientas necesarias para gestionarlas. Contar con apoyo psicológico puede dotarnos de los recursos necesarios para gestionar la situación, solucionar problemas y, principalmente, proteger nuestro estado mental.
  • Alteración en diversos ámbitos. Es otro de los elementos clave que nos pueden indicar que necesitamos ayuda psicológica, ya que el percibir que nuestro estado está afectando a nuestras relaciones (sentimentales, familiares, sociales, etc.), a nuestro rendimiento en el trabajo, o al ocio es indicio suficiente como para requerir la atención de un profesional.

Gabriel Moral Marcos. Universidad Complutense de Madrid/ Centro Idealoga)