¿Qué es la procrastinación?

Estrategias para dejar de aplazar esas tareas que te resultan menos agradables

¿Por qué posponemos la realización de nuestras tareas hasta la fecha límite? ¿Por qué las redes sociales se vuelven tan atractivas justo antes de ponernos a trabajar? Seguro que en más de una ocasión te has visto en una situación similar en la que, a pesar de ser consciente de la importancia de realizar una tarea, no has podido evitar posponer su realización para otro día. El término procrastinación se refiere al hábito de aplazar las actividades, tareas o situaciones que tenemos que atender, y que a priori nos resultan desagradables (ya sea por abrumadora o por aburrida), reemplazándolas por otras tareas más agradables y menos relevantes. Este fenómeno también puede ocurrir cuando una tarea importante queda supeditada a otras tareas más urgentes, pero menos importantes. Generalmente, el resultado de la procrastinación es un sentimiento de ansiedad creciente generado por esa tarea pendiente sin realizar.

¿Qué pasa por la mente de una persona que es capaz de dilatar el momento de ponerse a trabajar hasta el extremo? La procrastinación refleja, en parte, nuestra lucha constante por auto regularnos, así como nuestra dificultad a la hora de calcular con precisión el valor del corto y el largo plazo. Generalmente nos dejamos seducir por la gratificación a corto plazo, ignorando las consecuencias que tendrá posponer la tarea. Todo el mundo procrastina a veces, pero un porcentaje de personas lo hacen de manera crónica (es decir, la conducta evasiva es constante y repetida en el tiempo). Por ejemplo, el perfeccionismo o el miedo al fracaso a menudo se asocian con la procrastinación. Psicológicamente es más aceptable reconocer que nunca se llegó a abordar una tarea que enfrentar la posibilidad de que la ejecución de esa tarea fue un fracaso.

Aunque la procrastinación es un fenómeno común en el trabajo, también puede ocurrir en nuestra vida personal. Por ejemplo, evadiendo una llamada que nos resulta molesta o involucrándonos en exceso en nuestro trabajo para evitar afrontar alguna circunstancia personal desagradable. Podría decirse que un factor común general que subyace a la procrastinación es la intolerancia o rechazo a las experiencias negativas, o al dolor o malestar que supone enfrentarse a tareas abrumadoras, desafiantes, tediosas o estresantes. Lamentablemente, este rasgo comienza a ser cada vez más común en la población, en parte debido a una cultura que promueve la huida o el rechazo del malestar diario.

Quedarse atrapado en las distracciones en un fenómeno común, y más hoy día, cuando estas distracciones son cada vez más frecuentes y disponibles. ¿Cuál es el lado positivo? Superar la procrastinación es posible con un poco de esfuerzo. En este vídeo te contamos cómo conseguirlo:

En primer lugar, es importante vigilar el lenguaje que empleamos para describir nuestra tarea. Mensajes catastrofistas sobre la tarea (“es muy aburrido” o “es demasiado difícil”) o sobre uno mismo (por ejemplo, “no soy capaz” o “no me apetece”) pueden estar bloqueando la puesta en acción. Iniciar un nuevo hábito o emprender una tarea de cero es siempre un desafío, pero es importante valorar con qué recursos personales y sociales se cuenta para superar ese reto. También puede ser útil recordar el “porqué” de la tarea. Las personas que procrastinan tienden a enfocarse en las ganancias a corto plazo, olvidando el verdadero propósito que está detrás de su tarea. Por ejemplo, si tu objetivo es hacer limpieza de libros o ropa vieja, piensa en el beneficio que tendría realizar una donación a otras personas que pueden necesitarlo más. Por no hablar de la agradable sensación de orden y limpieza al recuperar ese espacio en casa y en el armario.

Otra conocida estrategia para reducir la procrastinación es la regla del 5%. Todas las tareas pueden dividirse en acciones más pequeñas para que así resulte más asequible su ejecución. Antes de tomar la decisión de posponer la tarea, trata de realizar sólo un porcentaje pequeño de ese objetivo. Por ejemplo, si tienes que escribir un informe, trata de escribir hoy al menos un 5% de lo que tenías previsto. Eso te dará la sensación de que ya has comenzado con tu objetivo y la ansiedad por dejar la tarea incompleta te ayudará a seguir trabajando. Otra versión de esta estrategia es la regla de los cinco minutos. La idea es intentar realizar la tarea por un intervalo de tiempo más corto. Por ejemplo, si tenías previsto comenzar a correr una hora diaria, al menos trata de correr 5 minutos. Es preferible realizar la tarea parcialmente que procrastinar. Tendrás la sensación de que ya has comenzado a cumplir con tu objetivo y eso mejorará tu nivel de compromiso con esa meta para el futuro.

Y, por último, es importante optimizar el ambiente. El fácil acceso a la tecnología, como los chats o los e-mails, pueden alejarnos de la tarea que pretendemos hacer. Es recomendable cerrar el mail mientras estamos trabajando en una tarea concreta, y posponer siempre que sea posible la consulta del teléfono móvil hasta que la hayamos completado. También es importante mantener las notificaciones desconectados cuando te dispongas a realizar tareas difíciles.

¿Cuántas veces te has sentido poco productivo al final del día? Con estas estrategias puedes comenzar a reducir la procrastinación y así sentir que estás avanzando hacia el logro de tus objetivos.

Covadonga Chaves. Universidad Complutense de Madrid.