Lynne Cohen

19.FEB.2014           11.MAY.2014

as imágenes como arqueología de enseres y mobiliario

Spa, 2002
Copia cromogénica
© Lynne Cohen, Cortesía Olga Korper Gallery, Toronto

Exposición

 

19.FEB.2014         11.MAY.2014

La exposición mostró el trabajo de la fotógrafa nacionalizada canadiense Lynne Cohen, quien ha desarrollado en los últimos años uno de los trabajos más interesantes y coherentes sobre espacios interiores.

Lynne Cohen (Racine, Wisconsin 1944) inició su carrera en 1971 fotografiando interiores en blanco y negro y buscó desde el principio una imagen directa, anónima y lo más neutra posible. A lo largo de toda su trayectoria, sus obras han conservado ciertos elementos básicos que son propios de su estilo. Todos tienen una cierta impresión de anonimato y neutralidad y resultan en cierta medida amenazantes, pero contienen asimismo una importante carga irónica y crítica, propia de la artista. Estas características son llevadas a una nueva dimensión en el momento en que empieza a hacer uso del color.

Esta muestra mostró por primera vez en España el conjunto de la obra de Lynne Cohen a través de 86 fotografías que recogieron toda su trayectoria: desde su interés en los años 70 por la cultura popular americana -a través de interiores domésticos o públicos- hasta los lugares de entrenamiento y laboratorios de ingeniería social que la artista fotografía en las décadas de los años 80 y de los años 90 y los Spa’s que son objeto de su obra a finales de los 90 y principios del siglo XXI.

La exposición

Lynne Cohen fotografía los espacios tal como los encuentra, no se modifican de ninguna manera y aunque los espacios realmente existen se podría tener la impresión de estar viendo una puesta en escena. La gran escala de sus fotografías invita al espectador a entrar en la imagen, escudriñarla y sacar su propia interpretación de la misma. En ninguna de ellas aparecen personas; la artista dice que no sabría dónde colocarlas, sin embargo sus fotografías están llenas de una persistente presencia humana. En los años setenta su interés se centra en el artificio psicológico y sociológico en el que vivía la clase media americana en auge y por ello fotografía principalmente espacios domésticos, salas de estar, oficinas, salas de reuniones, clubes de hombres, y salones de belleza. En la década de 1980, Cohen da un paso más y se interesa por los mecanismos de control y manipulación de la sociedad y así comienza a dirigir su objetivo hacia instituciones más autoritarias, como laboratorios, centros de formación, aulas y campos de tiro. En los 90 empieza a fotografiar fábricas y balnearios y a partir del año 2000, sin cambiar el tipo de espacios que retrata, se lanza a utilizar el color en sus obras.

Cohen trabaja con una cámara de 8×10 pulgadas, que le permite, tal y como ella misma afirma, dominar el plano de la lente y el de la película, lo que le facilita tener un control absoluto sobre la imagen, cuidar la composición y producir obras de gran nitidez y claridad. La fotógrafa utiliza una luz plana, apuesta por la simetría y el distanciamiento del objeto. Asimismo, trabaja con una película sensible, con exposiciones largas y con una abertura de diafragma pequeña, lo que le permite obtener una gran profundidad de campo. Con los años, sus obras han ido tendiendo a la monumentalidad, a lo escultórico, efecto acentuado por elección de marcos de diversos materiales salpicados de colores, que mimetizan las texturas de algunos elementos de la fotografía.

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