Conjunto de actuaciones encaminadas a conseguir los objetivos propios de la función comercial; es decir, incremento, en número y cuantía, de los riesgos asegurados por ella y mantenimiento de la cartera conseguida. La actividad comercial admite, entre otras clasificaciones, la de a corto y a largo plazo. La primera es la que tiene por objeto el logro inmediato de nuevos asegurados o la conservación de aquellos respecto a los cuales exista la posibilidad de que rescindan sus contratos; la segunda es la que, en general, persigue la obtención de mayores facilidades de producción, bien sea mediante la creación de una red de agencias que facilite, a través del personal productor, el aumento del número de asegurados en un momento determinado, el establecimiento de una red de servicios asistenciales, la capacitación de los elementos de producción, la promoción del prestigio de la entidad ante el público en general, etc. Véase también función comercial y publicidad.