Mágicas cocineras

Cristina Oñoro

The House Opposite (La casa de enfrente), 1945

Leonora Carrington
The House Opposite (La casa de enfrente), 1945
West Dean College of Arts and Conservation
©
Estate of Leonora Carrington / VEGAP, Madrid, 2023

​Leonora Carrington pintó The House Opposite (La casa de enfrente) en 1945, cuando Remedios Varo y Kati Horna, sus amigas surrealistas que residían en México como ella eran el centro vivo de su existencia. Me gusta pensar que las tres mujeres aparecen inmortalizadas en la esquina inferior derecha del cuadro, donde vemos a unas hechiceras alrededor de un gran caldero, cocinando con elegante parsimonia una pócima verdosa y burbujeante sobre un suelo ondulado de baldosas negras y blancas.

Quienes las conocieron de cerca durante aquellos años, como Octavio Paz, describieron a las tres amigas exactamente como en esta enigmática escena. Hechiceras hechizadas, gemelas psíquicas, transeúntes inspiradas e imaginativas por las calles de una Ciudad de México intrincada y misteriosa. Sobre sus hermosas cabezas de diosas altivas pesaba la noche del exilio, pero la compañía que se hacían entre ellas volvía la carga mucho más ligera. Al parecer, las tres Moiras daban larguísimos paseos a diario, desde la hora del crepúsculo hasta la madrugada, inmersas en conversaciones interminables sobre sus obras de arte, sus ambiciones, su pasión compartida por la magia y el ocultismo; pero, también, sobre temas mucho más terrenales, como las recetas que cocinaban, los patrones de la ropa que cosían, las excentricidades de sus maridos o la enésima ocurrencia de sus hijos, a los que suponemos dormidos a esas horas intempestivas de la noche.

De esta capacidad única para unir lo doméstico con lo sobrenatural, lo familiar y lo extraño, da buena cuenta la presencia llena de humor de los dos guajolotes que distinguimos en el cuadro junto a sus figuras. A estos dos animales considerados sagrados por los mayas –engordados por ellas con glotonería– les espera un destino mucho menos trascendente de lo que su imagen hierática y solemne pareciera sugerir a primera vista. Pronto, muy pronto, a la hora del crepúsculo, cuando las estrellas iluminen nuevamente el manto celeste que porta una de las hechiceras –reverso textil de las que también se adivinan en el pedacito de firmamento que corona el cuadro–, su apetitosa carne rellenará unos tamales con salsa verde o dará cuerpo a un sabroso mole que las tres amigas comerán entre risas, sin parar de hablar entre ellas.

En este sentido, me encanta imaginar que el título The House Opposite no solo hace referencia a un mundo sobrenatural, poblado por figuras femeninas que han accedido a una dimensión mágica de la existencia, sino también, en un plano mucho más cotidiano, a las casas reales de Kati y Remedios, vecinas de Leonora, con quienes tantas horas pasó durante aquellos mismos años. «Conocer a Remedios en México», aseguró Carrington décadas más tarde, «cambió mi vida para siempre».

Pero la cocina es solo el principio del cuadro, la primera habitación de esta casa suspendida en el cielo que engloba el universo artístico de Leonora Carrington. En el resto de sus dependencias nos esperan pacientemente el querido caballito blanco de madera; la niña desconsolada con finas botas negras; el inmaculado altar de la eucaristía sobre el que se proyecta una poderosa sombra equina. Son los símbolos que Leonora pintó y seguiría pintando en sus cuadros una y otra vez, durante toda su vida. Pero aquí, en La casa de enfrente, estas obsesiones recurrentes parecen estar transformándose en una historia distinta, una que nos habla del poder creativo de las mujeres y de su capacidad para subvertir los estrechos límites del espacio doméstico –la casa– donde a menudo han vivido confinadas. Una historia sin duda esperanzadora en la que vemos afirmarse un último milagro: el de tener un grupo de buenas amigas con las que compartir, al caer la noche, una deliciosa cena para exorcizar entre risas nuestros más temidos demonios.

Cristina Oñoro es ensayista y profesora de la Universidad Complutense de Madrid. Es autora de Las que faltaban. Una historia del mundo diferente (Taurus, 2022).