La mujer enigmática

María Sheila Cremaschi, MBE

Mujer en el jardín, París, primavera de 1930

Pablo Picasso
Mujer en el jardín, París, primavera de 1930
© Sucesión Pablo Picasso. VEGAP, Madrid, 2022
Foto © RMN-Grand Palais (Musée national Picasso-Paris) / Adrien Didierjean / Mathieu Rabeau

Me preguntaba ¿quién sería la mujer?

¿Una mujer etérea, eterna, enigmática?

¿Sería ella, la sabiduría, la sapientia de Raimundo Lulio, en el Arbor Scientae? ¿Es ella en el jardín de los cinco árboles, que portan el conocimiento del mundo?

¿O es ella una romana en el jardín ideal de Cicerón? «Si tienes un jardín y una bibloteca lo tienes todo», escribía Cicerón a su amigo Marco Terencio Varrón.

¿O simplemente, el jardín es una adivinanza, cuya parábola es el tiempo, como en El jardín de los senderos que se bifurcan?

Ella es aún más enigmática en la naturaleza, en tierra de artistas, en Normandia y en el castillo de Boisgeloup.

Sí. La naturaleza es el único posible escenario, con sus largos cabellos al viento, para marcar su individualidad, pero ¿un solo ojo?

¿O es Marie-Thérése?  ¿O es también Olga?

Porque nos evoca el amor, pero también nos cuenta de las vidas amorosas paralelas de Picasso y de ese tiempo de dobles crisis.

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Nos cuentan que, en su origen, sería tal vez que Picasso quería homenajear a un poeta. A la pérdida de un amigo, al dolor de su ausencia. Hacer una escultura para Apollinaire, para su tumba en el cementerio de Peré-Lachaise en París, de metal. Es entonces cuando busca la colaboración de otro artista, de su amigo Julio Gonzalez.

Y aunque este monumento  mortuorio nunca se concreta… Ellos siguen colaborando. Esta mujer es el fruto de esa explosión creativa.

Entonces ¿es un poema?  Es simplemente puro arte, pero también literatura, Tenía que ser… un nuevo lenguaje el que descubran.

Una mujer enigmatica y triste que revoluciona la escultura del siglo XX. Picasso la conservará siempre con él.

María Sheila Cremaschi es directora del Hay Festival Segovia.