El unicornio, la máscara y el trébol verde

Rocío de la Villa

Down Below (Abajo), 1940

Leonora Carrington
Down Below (Abajo), 1940
Colección particular Mia Kim
©
Estate of Leonora Carrington / VEGAP, Madrid, 2023

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​El pequeño óleo Abajo fue pintado en el penoso internamiento que sufrió Leonora Carrington en un psiquiátrico de Santander durante la Segunda Guerra Mundial, narrado en sus Memorias de abajo. Es en este exorcismo catártico donde irrumpe por vez primera su propio lenguaje. La experiencia real, la literatura fantástica y la dimensión onírica se hibridan en esta imagen surrealista, ya de autoría inconfundible.

La escena enmarcada en un paisaje crepuscular, de cielo líquido, presidido por la valla de entrada a Peña-Castillo, recrea sus sueños recurrentes allí de escenas en el jardín. La carpa circense en el claro del bosque tiene algo de merienda en la hierba y del encuentro gipsy, metamórfico y libertario del Orlando de Virginia Woolf, simultáneo al manifiesto de la independencia en la creatividad femenina Una habitación propia, ensayo de cabecera de Carrington meses antes, cuando vivía con Max Ernst en la villa de Saint-Martin-d’Ardèche. Junto a Woolf, en aquellos estantes también se hallaba Alicia a través del espejo de Lewis Carroll, relato en el que se urden los mimbres para la composición de esta pesadilla, transmutada con humor desde el otro lado del cristal. Leonora, como Alicia prisionera en el sueño, parece exclamar: «¡ES MI PROPIA INVENCIÓN!».

En el cuento, una de las pocas conversaciones cabales se desarrolla en el encuentro de Alicia con el unicornio, tras combatir con un león: «ahora que los dos nos hemos visto el uno al otro respondió el unicornio, si tú crees en mí, yo creeré en ti, ¿trato hecho?». Complicidad plasmada aquí en el desdoblamiento del autorretrato de Leonora, en el caballo de crin aleonada y la joven alada, con atuendos sobrepuestos, en contraste con la desnudez que recuerda en sus desdichadas Memorias. Mientras la cornamenta violentada se ha amoldado a la máscara de uno de los personajes siniestros, ataviados con vivo colorido: la mujer pájaro ¿reina blanca?; el alter ego de la muerta viviente, fundida en verde, que nos mira; el caballerete chiriniano de pecho fálico y brazos amputados; y la prostituta enmascarada ¿reina roja? quien, a su vez, como salida de su manga, sostiene otra máscara en la que, por su situación, al estar abajo y en el centro, desemboca toda la composición.

Desde De Chirico a su amiga Remedios Varo, la máscara es un motivo iconográfico omnipresente entre los surrealistas. Pero esta máscara blanca, decorada con tréboles verdes, símbolo de la ascendencia irlandesa de Carrington por línea materna, nos remite a otro ensayo en su biblioteca: La interpretación de los sueños de Sigmund Freud y la posibilidad de salvarse de los traumas vividos a través de la recuperación de las imágenes-recuerdos del inconsciente.

Rocío de la Villa es catedrática de Estética y Teoría del Arte de la Universidad Autónoma de Madrid. Especialista en arte contemporáneo y teorías de género. Crítica de arte, ensayista y comisaria de exposiciones.