Con el inicio del año, ¿por qué no empezar a prevenir enfermedades coronarias?

Protege tu corazón de las consecuencias del sedentarismo y la mala alimentación

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Pensamos en miles de rutinas, deportes y actividades para estar en forma, y a veces se nos olvida el músculo más importante de nuestro cuerpo: el corazón. Y es que este es uno de los grandes perjudicados del estilo de vida moderno.

Sin embargo, con el entrenamiento adecuado, es posible proteger nuestra salud de todas las enfermedades que nos pueden aparecer derivadas del sedentarismo y la mala alimentación.

Por ejemplo, la enfermedad arterial coronaria, que provoca gran parte de los ataques cardíacos, aparece cuando existen antecedentes en la familia, tabaquismo, colesterol, estrés o sobrepeso. Y sí, también por la falta de actividad física. De hecho, en personas activas este riesgo disminuye considerablemente.

Ejercicio cardiovascular, la clave para un corazón sano

El entrenamiento cardiovascular permite adaptaciones respiratorias, metabólicas, endocrinas y osteomusculares que se relacionan con una reducción de la frecuencia cardíaca y de la presión arterial; así como de un incremento del volumen sistólico y de la densidad mitocondrial. Siempre y cuando se haga de manera regular.

¿El mejor ejercicio? Sin duda, caminar. De hecho, forma parte de los movimientos básicos de los seres humanos, al alcance de todos. Pero, como cualquier otro ejercicio, debe hacerse respetando la técnica: manteniendo la cabeza alta y el tronco recto, con los hombros relajados, y con una pisada redonda, coordinada con brazos y piernas.

Correr, en cambio, no es un ejercicio para todo el mundo. Requiere intensidad, y personas con sobrepeso, lesionadas o con problemas de salud es probable que no puedan practicarlo. Como consejo, evita apoyar demasiado el talón y elige un calzado que se adapte al terreno por el que vas a correr.

Montar en bicicleta

Esta es una opción muy saludable ya que el peso del cuerpo lo aguanta el medio, y no el individuo. Es decir, que presenta menos impacto.

Lo importante, en este caso, es que el asiento esté a la altura adecuada, que debe ser, aproximadamente, a media cadera si te sitúas de pie junto a la bicicleta. El manillar, por otro lado, debe ayudar a la postura recta de la espalda.

Y, como es lógico, si existe algún síntoma de enfermedad coronaria, es mejor acudir antes a un médico que evalúe la gravedad y marque los límites del ejercicio.

Juan Carlos Garrido Fernández. Entrenador personal en Entrenarme y técnico superior en Actividades Físicas y Deportivas.