Brassaï

20.FEB.2018           02.SEP.2018

Exposición en Madrid (Sala Fundación MAPFRE Recoletos) y Barcelona (Sala Fundación MAPFRE Casa Garriga Nogués)

Brassaï
Vista desde el Pont Royal hacia el Pont Solférino, c. 1933
Estate Brassaï Succession, Paris
© Estate Brassaï Succession, Paris

Exposición

 

20.FEB.2018         02.SEP.2018

Después de su paso por Barcelona la exposición BRASSAÏ, de producción propia, acerca a Madrid la obra de este genial fotógrafo húngaro, figura fundamental en la historia de la fotografía del siglo XX. La muestra recorre su trayectoria a través de más de 200 piezas (fotografías de época, dibujos, una escultura y material documental) y podrá disfrutarse en nuestra Sala Fundación MAPFRE Recoletos hasta el 2 de septiembre de 2018.

El trabajo de Brassaï, ya reconocido a principios de la década de 1950, ha llegado a ser considerado como una de las piedras angulares del nacimiento y evolución de una nueva tendencia en la práctica fotográfica que surgió entre las dos guerras mundiales, trascendiendo su carácter documental para recuperar la concepción de la fotografía como medio creativo.

Se trata de la primera retrospectiva sobre la obra de este maestro organizada desde el año 2000 (centro Pompidou) y la primera que tiene lugar en España desde 1993. La exposición ha sido posible gracias a los préstamos de importantes instituciones y de colecciones particulares europeas y americanas: Estate Brassaï Succession (París), Centre Pompidou (París), Museum of Modern Art (Nueva York), Metropolitan Museum of Art (Nueva York), Museum of Fine Arts (Houston), Philadelphia Museum of Art, Art Institute of Chicago, ISelf Collection (Londres), San Francisco Museum of Modern Art, Nicholas y Susan Pritzker, David Dechman y Michel Mercure.

Brassaï es una producción de Fundación MAPFRE.

Cuando hablamos de la obra de Gyula Halász (nombre original de Brassaï) nos vienen a la cabeza sus escenas nocturnas de París. Nacido en Transilvana en 1899, estudió en la Universidad de las Artes de Berlín y ya en 1924 se trasladó definitivamente a París, ciudad en la que encontró su tema principal de trabajo. El modo en el que retrató sus calles, el extraordinario tratamiento de la luz y los detalles capturados en sus imágenes le hicieron célebre, siendo algunas de sus instantáneas verdaderos iconos culturales, símbolos de una época y de la ciudad.

Las escenas nocturnas recogidas en su libro Paris de nuit se complementan con su trabajo sobre la cotidianeidad de la ciudad a la luz del día. Los monumentos, rincones pintorescos, escenas de la vida diaria y detalles arquitectónicos están presentes en su obra como reflejo de la irresistible fascinación que el artista sentía por la capital francesa. En su búsqueda por retratar la ciudad de París en todas sus facetas, se sumergió también en el mundo más oscuro de la ciudad. Mafiosos, marginados, prostitutas y drogadictos representaban para Brassaï el París menos cosmopolita, el más vivo y más auténtico. El artista reunió una abultada colección de imágenes de lugares de entretenimiento, desde locales nocturnos hasta ferias populares, y de las personas que los frecuentaban.

A su llegada a París, Brassaï creó un amplio círculo de amigos entre los escritores y artistas de Montparnasse. Picasso, Dalí, Miller, Matisse, Prévert, entre otros, formaban parte de este circulo y fueron algunos de los protagonistas de sus retratos. Colaboró en la lujosa revista de arte Minotaure desde su primer número y durante los años siguientes gozó de un papel prominente en esta publicación, de la cual se pueden ver algunos ejemplares en la muestra.

La exposición recorre todas las facetas artísticas del fotógrafo, desde la fotografía hasta los dibujos de desnudos femeninos, documenta los viajes por encargo de la revista Harper´s Bazaar a Edimburgo, Marruecos, Grecia, Italia, Turquía y España, donde visitó la Sagrada Familia de Barcelona de la que pueden verse en la muestra dos imágenes inéditas, y recoge también su afán por documentar el mundo del graffiti.

París

Tras estudiar arte en Budapest y Berlín, Brassaï se trasladó a París en 1924. En 1949 adoptó la nacionalidad francesa y nunca regresó a su país natal.

Enseguida la ciudad le cautivó; los artistas y escritores de Montparnasse, pero también los maleantes, prostitutas, chulos y otros habitantes de los bajos fondos parisinos contribuyeron a que quedara inmediatamente prendado del tejido de la capital. Su día a día, su apariencia y vitalidad… se convirtieron pronto en la temática principal de la intensa actividad que mantuvo durante la década de los treinta.

Nadie fotografió París de noche tan exhaustiva y acertadamente como él, aunque también acumuló una colección considerable de imágenes de París de día. Pero, en todos los casos, estas creaciones respondieron siempre a un mismo objetivo: capturar los mejores signos de lo que para él se presentaba como una tradición perdurable, desarrollada de manera continua e ininterrumpida, sin alteraciones y generación tras generación. 

Noche

Su libro Paris de nuitpublicado en diciembre de 1932, tuvo pronto un gran éxito a pesar de no incluir muchas de sus mejores fotografías nocturnas, que se harían o publicarían con posterioridad.

Cuando, tras la Segunda Guerra Mundial, Brassaï reorganizó su trabajo en grupos temáticosagrupó todas sus escenas de la vida nocturna parisina bajo el epígrafe Plaisirs (Placeres).

El mundo expuesto tan vívidamente en ellas era tanto una realidad como un sofisticado mito. Los personajes retratados hacen generalmente de sí mismos pero, sin embargo, la obra de Brassaï no tiene carácter de reportaje: su objetivo y su logro más perdurable consistieron en revitalizar una rica mitología que ya existía en la literatura y en las artes visuales tradicionales, trasladándola al nuevo medio de la fotografía en su aspecto más visceral e inmediato. 

Artes

Aunque Brassaï se instaló en París para dedicarse a la pintura, muy pronto empezó a conseguir ingresos esporádicos vendiendo artículos, caricaturas y fotografías a periódicos alemanes y húngaros. Las posibilidades que estos encargos le brindaban, junto a la fascinación que sentía por la vida fuera del estudio, hicieron que ya desde sus primeros años descuidara en cierta medida su objetivo principal

Así fue cómo, a principios de los años 1930, descubrió su gran y original talento para la fotografía, medio que antes había despreciado. Entonces decidió conservar su nombre auténtico para sus cuadros, y firmar sus fotografías como «Brassaï», es decir «de Brassó».

Durante la ocupación alemana de París abandonó la práctica fotográfica y volvió al dibujo y a la escritura. Al igual que la mayoría de los dibujos conservados de su estancia como estudiante de arte en Berlín en 1921-1922, la mayoría de los que hizo durante y justo después de la ocupación, en 1943-1945, son desnudos femeninos. Lo mismo sucede con muchas de las esculturas que empezó a realizar después de la guerra.

Tras la guerra retomó la fotografía, aunque su romance con el París nocturno había terminado. Sí mantuvo, no obstante, el estilo que había forjado en los años treinta: directo, franco, comprometido con la magia de los hechos al desnudo. 

Prensa ilustrada

Cuando Brassaï llega a París, a mediados de la década de 1920, el proceso de sustitución de las tradicionales ilustraciones por fotografías en periódicos y revistas estaba en pleno auge. El trabajo de Brassaï para ellos le llevó a improvisar, en sus inicios, una agencia fotográfica en la que él era el único empleado. Él proporcionaba a estos medios las fotografías que otros capturaban. Paulatinamente, al comprender las posibilidades de este fenómeno, Brassaï empezó a realizar y vender sus propias fotografías, y a obtener pronto un gran reconocimiento por ello.

El proceso coincidió, por otra parte, con el surgimiento de una incipiente tendencia en la fotografía: a diferencia de los fotógrafos con inclinaciones artísticas de principios de siglo, que emulaban a las artes tradicionales, los líderes del nuevo movimiento descubrieron el potencial artístico de las fotografías cotidianas.

Cuando esta tradición empezó a ser celebrada en los años setenta, el trabajo de Brassaï fue reconocido como una de las piedras angulares de su surgimiento y su evolución.

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