Homologación y seguridad

No todas las sillas homologadas son igual de seguras

En el caso de los SRI la homologación es un procedimiento técnico-administrativo que define los mínimos requisitos necesarios para poder comercializar una silla de niños

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Seguridad Vial

El hecho de que un producto como las sillas de coche, o los cascos de motos tengan una homologación oficial, en muchas ocasiones, hace que los árboles no nos dejen ver el bosque.

En el caso de los SRI la homologación es un procedimiento técnico-administrativo que define los mínimos requisitos necesarios para poder comercializar una silla de niños. Pongamos un ejemplo con otro producto. ¿Un teléfono móvil de 1.000 EUR es mejor que un teléfono móvil de 50 EUR? La respuesta es clara. Sí. ¿Y por qué es mejor?  Porque estará hecho con mejores materiales, más nobles, tendrá un mejor procesador, más memoria, mejor cámara y muchas otras cosas.

Pero los dos pueden llamar y recibir llamadas, porque si no llamara no sería un teléfono, eso es parte de lo que lo define.

La homologación de un SRI o de un casco se basa en el hecho de “llamar y recibir llamadas del teléfono móvil”. Son los requisitos básicos y mínimos que debe cumplir el producto.

A partir de ahí, una silla de niños puede estar hecha con materiales de mejor calidad, con elementos de absorción de energía, con diseños estructurales capaces de disipar energía y que harán que la capacidad de proteger del sistema no tenga nada que ver de una silla a otra.

Además puede estar sometida a ensayos más exigentes que la homologación, con pesos extremos, a ensayos de durabilidad, de resistencia, de luz UV, y muchas otras cosas que evidentemente intervendrán en el caso que sea necesario.

¿Hay relación entre el coste del producto y la seguridad? Lamentablemente sí.

¿Eso significa que la silla más cara es la más segura? No, pero significa que para garantizar un nivel de protección adecuado es necesario el uso de unos materiales, características y desarrollo de producto (en muchos casos durante años) que evidentemente se ven reflejados en el coste del producto.

En general, las sillas de niños no son un producto al que se le imputan costes derivados del posicionamiento de marca, con lo cual, el coste final del producto está íntimamente relacionado con el coste de producción.

Todo lo anterior significa que en ningún caso debemos escatimar en la adquisición de las sillas de coche, buscando los sistemas que mejor protección ofrezcan en cada etapa de crecimiento del menor y buscando buenos profesiones en tiendas especializadas que nos aconsejen correctamente.

Tal como recomendamos en el artículo sillas multigrupo. ¿Una opción acertada?, la mejor protección debe pasar por productos que cubran poco rango de edades, y de marcas que nos ofrezcan más garantías en seguridad que la homologación, como son los ensayos de consumidores, o el PLUS test.

Una diferencia más entre un móvil de 50 EUR, y una silla de 50 EUR. El móvil no está destinado a salvar la vida de un menor.