Drogas en la conducción, objetivo cero

Drogas y sus peligros para la seguridad vial

Dr. Juan Carlos Recio Velasco
Médico de Familia del Centro de Salud Andrés Mellado de Madrid

Drogas, ocio y volante es una mezcla que puede ser letal. Cerca del 23% de los conductores menores de 30 años que fallecieron en accidente de tráfico habían consumido drogas.

Durante los últimos años se han realizado múltiples campañas, contra el consumo de alcohol y la conducción, actuando tanto desde un punto de sensibilización, como desde un punto de penalización mediante multas y pérdida de puntos en el carné de conducir. Sin embargo, tan peligroso como el alcohol, son las drogas, y su uso esta cada vez mas extendido.

Según el Estudio DRUID’13 y la Memoria 2013 del instituto Nacional de Toxicología y Ciencias Forenses, entre los conductores de 18 a 24 años, un 15% dio positivo en cannabis y casi un 4% en cocaína. Debemos tener en cuenta que los efectos sobre el organismo se mantienen hasta 3 o 4 horas después de su consumo. Destaca también que entre los que dan positivos, el 93% son varones, y solo un 7% mujeres.

Durante el año 2013, el Instituto Nacional de Toxicología analizo las muestras de sangre de 557 conductores fallecidos en accidente, y de ellos, el 43% dio positivo en la presencia de drogas, alcohol, psicofármacos o una mezcla de todos ellos. Y aunque se ve una ligera disminución del consumo de alcohol, desde el 2012, pasando del 35% al 28%, se ve un aumento del consumo de drogas pasando del 12% al 15%, y de psicofármacos del 13% al 14%.

Además, el BOE del 8 de abril de 2014 regula el castigo administrativo por la mera presencia de drogas en el organismo del conductor, dejando la vía penal para la sanción por la conducción bajo la influencia de drogas, apostando por la utilización de dispositivos de detección de drogas en saliva, que se han demostrado como seguros jurídicamente, poco intrusivos para los conductores y viables desde el punto de vista policial.

Cuando hablamos de drogas que influyen en la conducción, nos referimos básicamente a los siguientes grupos: Opioides, cocaína, cannabis y drogas de diseño. Cada una actúa de distinta forma y a continuación comentaremos los efectos que tienen en nuestro organismo y cómo afectan a los conductores.

  1. Opioides: Los naturales son la morfina y la heroína, y los sintéticos serían la metadona y la oxicodona. Se pueden tomar como tratamiento farmacológico o como droga de abuso. La vía de utilización puede ser fumada, inhalada o inyectada. Es una droga en franco retroceso en su uso, pero un 0,3% de las muestras tomadas en víctimas de accidentes mostraban su presencia. No debemos olvidar que fármacos para la tos, como los jarabes con codeína, o para el dolor, como puede ser la combinación de codeína y otros analgésicos, pueden afectar también a la conducción. Los opioides actúan sobre el Sistema Nervioso Central produciendo un enlentecimiento de todas sus funciones, con somnolencia y adormecimiento. Inhibición de tiempo de reacción ante estímulos sonoros y visuales, disminución de la rapidez de toma de decisiones y de la coordinación de movimientos. Un individuo bajo los efectos de opioides no es totalmente consciente de sus actos, actúa pero con poca consciencia de sus acciones y sin responsabilidad ni valoración de sus consecuencias. Tiene una total falta de autocrítica y no es capaz de apreciar con claridad riesgos y ni peligros. Ni que decir tiene, que este estado mental impide claramente la conducción, pero además, desde el punto de vista mecánico hay mala coordinación, con dificultades para el manejo de los pedales y del volante, y fallos en el cálculo de las distancias y en la toma de las decisiones correctas.
  2. Cocaína: Se usa por vía inhalatoria, nasal o venosa. El uso es más frecuente, habiendo encontrado su presencia en el 4% de los fallecidos en accidente. Es difícil detectar la cocaína en las personas que la toman, ya que no produce efectos de desgaste en la imagen o deterioro físico a simple vista, aportando incluso jovialidad. En ocasiones, es habitual tomarla para maximizar el rendimiento o “aguantar” por su efecto excitante, llegando a estar “bien vista”. Este cúmulo de circunstancias, genera en el consumidor una rutina de normalidad en su uso que disfraza la adicción con una falsa sensación de control de la situación. Además a ciertos niveles de gente publica, reconocen su toma y tiene un cierto glamour, que no tienen otras drogas. Actúa en el Sistema Nervioso Central, produciendo euforia, hiperactividad, sentimiento de poder y fuerza, disminución de la sensación de fatiga, produce insomnio y pérdida de la autocrítica. Desde el punto de vista mecánico, hay precipitación en la manipulación de mandos, fallos en el cálculo de las distancias, perdida de paciencia y déficit de atención. En la conducción esto supone tener una imprudencia, tras otra. Los comportamientos de “yo todo lo puedo” y los “síndromes de Superman” son muy peligrosos en la conducción porque impiden valorar adecuadamente los riesgos y precipitan situaciones de peligro como consecuencia de actos para probar el valor del que los comete. Como ejemplo más práctico, decir que son aquéllos que se creen los dueños de la carretera, no respetando ni las normas de tráfico, ni las señalizaciones o los límites de velocidad. Conducen al límite, acosando a los otros conductores, haciendo carreras, adelantamientos peligrosos, y sin tener ninguna consciencia del riesgo. Sería el típico conductor “suicida” que va en sentido contrario.
  3. Cannabis: Se puede tomar por vía inhalatoria y oral. Su uso es muy frecuente entre los jóvenes, habiéndose visto su presencia en el 15% de los fallecidos en accidente entre 18 y 24 años. Es una droga social, que muchas veces se toma en compañía de los amigos y que aparentemente no conlleva peligro, por lo que hay muchas iniciativas de legalizarla. En el ultimo Eurobarometro sobre la relación entre juventud y drogas un 45% de los jóvenes entre 15 y 24 años son favorables a su legalización, cifras que contrastan con que mas del 90% esta en contra de la legalización del éxtasis o la cocaína. Es la típica disquisición entre drogas “blandas” y drogas “peligrosas”, pero todas afectan al organismo, y suponen un peligro para la conducción. Actualmente se ha autorizado en varios estados americanos su venta con fines terapéuticos de tratamiento del dolor crónico. Actúa en el Sistema Nervioso Central, produciéndose un enlentecimiento de todas sus funciones, alcanzando el punto álgido 1 hora después de haberlo ingerido (haberse fumado el “porro”), pero sus efectos permanecen hasta 4 o 5 horas después. Produce una alteración de la percepción del tiempo y el espacio, disminuye la capacidad de juicio y de discernir la acción correcta en cada momento. A nivel mecánico provoca un enlentecimiento de los reflejos, haciendo que se realicen todas las acciones motoras más lentamente, también causa somnolencia e irritación conjuntival con disminución de la capacidad visual, acompañado de alteración de los colores. En algunos casos puede inducir estados de paranoia, angustia, euforia, o desinhibición. Conducir bajo sus efectos supone una mayor lentitud, tanto en velocidad como en tiempo de reacción ante cualquier imprevisto, además de producir alteración de la visión siendo éste uno de los sentidos más importantes en la conducción. Además muchas veces se asocia a la toma de alcohol, por lo que aumenta los riesgos al volante.
  4. Drogas de diseño: En este grupo tenemos las anfetaminas, el éxtasis, diversas drogas sintéticas, la ketamina, etc. Estas drogas pueden incluso disimularse en las bebidas, no siendo el sujeto consciente de haberlas tomado. Son unas drogas muy asociadas a las fiestas, y su consumo aumenta mucho en la época de verano, dado el periodo vacacional que invita a menor control de horarios y responsabilidades, y una mayor accesibilidad a dichas drogas. Hasta el momento supone un 0,5% de los muertos en accidente, pero su consumo va en aumento. En sí mismas, las drogas, cualquiera, son un problema, pero las drogas sintéticas conllevan un problema añadido y es que la mayoría de las veces, los usuarios desconocen el compuesto y su interacción en el organismo y no saben realmente lo que están tomando, ni como les afectará. Además, incluso personajes famosos reconocen haber tomado éxtasis, relacionando su consumo con su imagen de éxito. La acción de estas sustancias en el Sistema Nervioso Central provoca un estado de aceleración, excitación, retraso del sueño, falta de concentración, visión borrosa, reacciones violentas. A nivel motor, causa dificultades para la coordinación con perdidas en la capacidad de visualización de las acciones a realizar. A la hora de conducir, las personas que han ingerido drogas de diseño tienen dificultades para concentrarse o permanecer en la postura adecuada. Su excitación y nerviosismo hacen que estén todo el tiempo manipulando los distintos mandos, sin un objetivo claro. En la conducción cometen muchas imprudencias y distracciones, no perciben el peligro y están en un estado de euforia que les provoca tomar más riesgos de los habituales, además su avocación a comportamientos “violentos” les hacen especialmente peligrosos en situaciones de estrés, mucho tráfico, caravanas, semáforos…

No debemos olvidar que junto a todas estas drogas ilegales, en España se consume gran cantidad de fármacos de uso médico que pueden afectar a la conducción, como benzodiacepinas e hipnóticos, tema al que dedicamos un artículo en mayo y se deben recalcar las precauciones que deben tomar a la hora de conducir siempre que se prescriben. Se ha hallado presencia de psicofármacos en el 4% de los fallecidos por accidente. De todas formas el consumo de estas sustancias se produce más en personas de mediana edad y ancianos que en los adolescentes y jóvenes, en los que se presentan más casos de drogas.

Así afectan las drogas a los conductores
Finalmente debemos recordar que la primera causa de mortalidad en España entre los 15 a 24 años, son los accidentes de tráfico, y en estos accidentes tiene gran influencia el consumo de drogas y alcohol.

A pesar de la disminución de las muertes por accidentes de trafico en lo últimos años, sigue siendo un problema de salud pública de gran importancia. Es la primera causa de mortalidad en jóvenes de 15 a 24 años, y no olvidemos que entre los conductores fallecidos durante el año 2013 y analizada su sangre por el Instituto de toxicología, el 43% dio positivo en drogas, alcohol o fármacos.

Ante este problema debemos alcanzar el objetivo 0 en su consumo, a cualquier edad, y aconsejar:

  1. Conducir bajo los efectos de cualquier droga supone un riesgo importante de tener un accidente, si consumes, no conduzcas.
  2. Planifica la noche, o el día, y usa otros medios de transporte alternativos, gran parte de los accidentes se producen a la salida de las fiestas.
  3. Las drogas producen un falso sentido de control, pero una cosa es tu percepción y otra la realidad.
  4. Esperar un rato a que se nos pasen los efectos no es una solución, muchas sustancias actúan hasta 5 horas después de su ingesta y su presencia en sangre está entre 3 y 6 horas.
  5. No hay consumo sin riesgo, tanto para ti mismo como para los demás.

 

Bibliografía:

  • Infografía animada “Así afectan las drogas al conductor“. Fuente DGT
  • Revista DGT.es 5 mayo 2014.
  • Trafico y seguridad vial. Nº 212/2012.
  • Trafico y seguridad vial. Nº 221/2013.
  • A case-control study estimating accident risk for alcohol,medicines and allegal drugs. Plos agust 2012.
  • Primeros auxilios en drogodependencia. Comunidad de Madrid . Agencia antidroga 2012.
  • Guia de actuación en Atención Primaria. SEMFYC. 513-521.
  • Drogas ilegales y conduccion de vehiculos. Medicina Clinica. Vol 135. Octubre 2010.