Shomei Tomatsu

05.JUN.2018           16.SEP.2018

Exposición en Barcelona. Sala Fundación MAPFRE Casa Garriga Nogués

Shomei Tomatsu
Eiko Oshima, actriz en la película Shiiku (La presa), 1961
Colección del Tokyo Photographic Art Museum, Tokio
© Shomei Tomatsu – INTERFACE / Cortesía de Taka Ishii Gallery Photography / Film

Exposición

 

05.JUN.2018         16.SEP.2018

Dónde

Casa Garriga Nogués
Diputació, 250. 08007 Barcelona

Desde el 5 de junio podrá visitarse en nuestra sala de Barcelona, la casa Garriga Nogués, la primera retrospectiva producida en España de la obra de Shomei Tomatsu (Nagoya, Aichi 1930 – Naha, Okinawa, 2012), sin duda uno de los fotógrafos más importantes del Japón de la posguerra.

La exposición, producida por Fundación MAPFRE en colaboración con el Tokyo Photographic Art Museum, ha sido comisariada por Juan Vicente Aliaga (Universitat Politècnica de València) y ha sido posible gracias a los excepcionales préstamos de la Colección del legado de Shomei Tomatsu – INTERFACE, así como la cesión de otras piezas por parte del Tokyo Photographic Art Museum, The National Museum of Modern Art (Tokio), la Colección Per Amor a l´Art (Valencia) y Taka Ishii Gallery Photography / Film (Tokio).

La obra de Shomei Tomatsu (1930–2012) recorre más de seis décadas de la historia nipona. Tomatsu tenía 20 años cuando comenzó a fotografiar. La técnica no le resultaba ajena: sus dos hermanos la practicaban e incluso habían improvisado un cuarto oscuro en un armario. Cuando más tarde un profesor criticó su primera fotografía, de tono surrealista, y le invitó a tomar el camino del realismo, Tomatsu reorientó su mirada hacia la realidad. Ahí la mantendría siempre, pero de una manera extraordinariamente singular, acentuando y forzando las capacidades expresivas y comunicativas de la imagen fotográfica, explorando su potencial simbólico hasta crear una estética que, alejada conscientemente del fotoperiodismo, funda en cierto sentido una nueva forma de documentalismo.

La exposición recorre esta trayectoria a través de 180 fotografías organizadas en once secciones temáticas que reflejan los diversos intereses que atrajeron su mirada. En esa selección de temas y en el tratamiento visual de los mismos, nunca literal ni directo, queda clara su voluntad de compromiso: la destrucción causada por la guerra, la presencia de bases militares y la americanización de las costumbres, los estragos causados por la naturaleza, el avance imparable de la urbanización, las protestas estudiantiles, la pervivencia de las raíces y las tradiciones, la belleza de la naturaleza o la exaltación de los objetos cotidianos, entre otros.

A la sombra de la guerra. Shomei Tomatsu tenía 15 años cuando acabó la Segunda Guerra Mundial. En un Japón derrotado y en el que aún resonaban los estallidos de la devastación nuclear de Hiroshima y Nagasaki, comenzó su andadura artística. Es así como Tomatsu, perteneciente a una generación que si bien no había combatido en el frente había vivido las consecuencias de la guerra, comenzó a captar la realidad que le rodeaba. Dentro de los muchos temas que captaron su interés, ligadas a este contexto abundan las imágenes de la destrucción causada por la guerra, las tomas que reflejan la vida en torno a las bases militares americanas durante la ocupación y los impactantes retratos de los hibakusha, los supervivientes de las bombas nucleares, cuyas cicatrices y deformidades expresan de la permanencia de un profundo, inconsolable dolor.

El organizador de fotografías. Shomei Tomatsu interviene de forma directa en la recepción de su obra, es decir, en la manera que ésta se muestra al público y establece una comunicación con el mismo. Solía explicar cómo cada nuevo proyecto le permitía en cierto sentido reinterpretar su propia obra: variaba los títulos de las fotografías, cambiaba su pertenencia a diversas series… en pocas palabras, reclasificaba su obra de manera intuitiva en búsqueda de nuevas lecturas.

La extrañeza de la imagen. La fotografía de Tomatsu se aleja del fotoperiodismo imperante hasta entonces en la fotografía. Sus fotografías generan extrañeza en el espectador a través del uso de fuertes contrastes y de técnicas como el montaje, la fotografía en negativo o perspectivas no convencionales… Todo ello manejado siempre con la intención principal de acentuar la capacidad expresiva del medio. Su práctica, alejada de lo ortodoxo, le valió las duras críticas del experto en fotografía Natori, quien decía que su fotografía carecía de contexto. Tomatsu respondería enérgicamente mostrando su rechazo al lenguaje visual del fotoperiodismo y reivindicando el absoluto respeto de su estética hacia los hechos.

El color y Okinawa. Tomatsu visitó Okinawa por primera vez en 1969, para fotografiar la base militar estadounidense. La isla se le reveló como un lugar poblado por los ritos y la cultura ancestral y dominado por la presencia del mar y la naturaleza, que se convierten de hecho en protagonistas de sus fotografías. Tomatsu afirmó que el uso del blanco y negro lo asociaba a la presencia americana mientras que el color era una afirmación de la vida redescubierta en Okinawa y donde residiría en sus últimos años.

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